top of page

Este bondi es solo para los que salten

Nagual y Perro Indio reventaron el Teatro de Flores. Rock, amigos y un hechizo de barrio que sigue más vivo que nunca.

Nagual avanza firme hacia sus veinte años de carrera. Desde Mataderos a Obras, el grupo viene trabajando en silencio y de forma under, como ellos mismos se autodefinieron, pero empiezan a hacer ruido. De a poco sus temas suenan en las radios mainstream de rock, se van haciendo populares entre lxs pibes y pibas que curten la esquina y el barrio. Así, en silencio pero cantando, van tocando y agotando cada recital donde se presentan. Flores no fue la excepción y el pasado sábado 20 de abril liquidaron las entradas días antes de la presentación para dar una fiesta total en el mítico espacio de Rivadavia al 7800.



La noche la abrió otra banda con el mismo ADN, Perro Indio. El trio liderado por Sergio Álvarez que recorre las rutas con su rock almafuertero y sus emotivas liricas sociales calentó el escenario con una excelente respuesta del público que coreaba las canciones de Laberinto y Perro Indio, sus dos discos. Se veían varias remeras con las letras de las canciones y el nombre de la banda, “la manada” como se llaman cariñosamente, dijo presente en Flores y dejó la cuestión bien caliente para cuando le tocaba salir a Nagual.


No hubo que esperar demasiado, 21:15 sonaron los acordes de “Gualichu”, y Ciriaco vociferando “Pachamama despertalo al gualichú” mientras el público nagualero saltaba acompañando a la banda. En Flores no entraba un alfiler y Nagual no dejaba que nadie se relaje. En la lista predominaron sus últimos dos discos, Ciudad de Fuego y Hacia La Montaña, con canciones que ya fueron adoptadas por su gente. Difícil es precisar cuándo se dan los momentos más emotivos en un show como el de Nagual, los solos de “Judas” y la voz de Ciriaco tocan a cada uno y una de manera particular, “El Whisky y la Luna”, “Rocanrol de Lafe”, “Mujer Dulce” o el imposible “La Espina”, apuntando a los genocidas, a cada quien nos toca en una vena distinta, pero es imposible poder atravesar sus canciones inmune.

Sin dudas uno de los más cantados y más acompañados fue “Hacia la Montaña”, donde Sergio Álvarez se sumó con su SG cruda y su vozarrón a gritar “Acá no se cambia”, una consigna que cobró fuerza en estos últimos años macristas. Hubo lugar para desempolvar viejas perlitas, la rabiosa “Maktub” y “Mujeres Infieles” de su primer disco homónimo de hace ya 15 años, o la sentida “Voces” y “Morir de a Poco” de Guerrero fueron acompañadas en las gargantas de las casi dos mil personas que se encontraban en el Teatro.


El tramo final fue con dos de los ya clásicos de las listas nagualeras, “Día tras Día” y “Felicidad”, para darle cierre a la noche con la “Whipala” donde Ciriaco acompaña con el charango el carnavalito que da punto final a sus recitales.


El recital de Flores fue de esos que te llenan el alma, son de esos que se plantan cuando te dicen que las bandas ya no pueden hacer el camino de La Renga o Los Redondos, que hoy todo pasa por lo comercial. Acá está Nagual llenando Obras, agotando Flores, Groove o donde sea que vaya alzando la bandera de la escena local emergente, para los que bancan el under, este bondi, es solo para los que salten.


Etiquetas:

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page