Lo peor de lo que pasó el sábado pasado en el show de El Doctor en Niceto Club es que tiene asidero, por donde se lo mire.
La supuesta cartelización de la música, que copó en gran medida al semillero mainstream de músicxs y performers criollos, llegó a un punto de vacío peligroso en el que no existe reconocimiento del otro en los espacios comunes y, al parecer, tampoco tiene memoria.
La ramiromarración de los artistas de moda nos va a salir carisimo.
Hay una triada de responsables: el espacio, el músico y los asistentes.
Por más cool que nos parecía (me incluyo) que en Niceto hace tiempo no se hagan cacheos (para poder pasar una petaca de algo, una botella de vino o unos porritos) se desconoció que no todos los objetos “traficables” eran para el goce personal y que la ausencia de controles podía tener solapada la intromisión de otros peligros.
Ningún peligro es sensato.
Por más pintoresco que sea para el músico la fiesta que se arma abajo, cabe la responsabilidad de El Doctor, artista al que sigo y bancaba hasta hoy, porque además de ocupar un espacio privilegiado arriba del escenario también hay que ejercer algo de responsabilidad. Más de alguien con “tanta calle y que vivió tanto”. Desconocer u olvidar en el imaginario colectivo lo que fue Cromañón y el antes y después que generó en nuestras vidas y nuestra cultura es peligrosísimo.
No importa si la bengala es de humo, si son estrellitas o chasquiboom, hay que parar el show, hermano.
Sobre los asistentes solo diré: por más pelotudo que seas no podés llevar una bengala a un show hermano. Lo siento por los demás fans del Doctor, quienes caerán injustamente en la misma bolsa que estos descerebrados.
Cromañón para dummies: un incendio producido la noche del 30 de diciembre de 2004 en República Cromañón, en Once, durante un recital de Callejeros. Este incendio provocó la peor tragedia mundial en la historia de la música de rock y una de las mayores tragedias no naturales en Argentina, dejando un saldo de 194 muertos y al menos 1432 heridos.
Sepamos leer el contexto bien: una crisis social, económica y cultural sin precedentes es lo que tenemos enfrente y, si no queremos volver a repetir viejas historias, tenemos que tener cierta responsabilidad.
Tengamos memoria, seamos responsables y no dejemos pasar de ninguna manera estas cosas.