Encarar la búsqueda de lo que no existe genera la necesidad de enfrentar diferentes ámbitos para poder armarse de distintas piezas y subvertir el orden de las cosas: buscar para crear; crear para encontrar; encontrar para seguir buscando. Incluso a veces hay que saber perder, desaprender y renacer con otra piel. Búsqueda, esa impiadosa trampa que no permite detenerte; te absorbe y te recompensa.
Arranco diciéndoles que vengo y voy en un pedo de rotation furioso (Salí 2 veces en un mes) y que me encontré con gente espectacular. Me pegue una vuelta por el Ciclo Globo que organizan les muchaches de Tempuja en Blend Pub del centro de Quilmes, ya un clásico tanto el ciclo como el bar, y por un lugar hermoso que está moviendo de modo muy piola sus actividades, Casa Jinete, también de Quilmes pero en este caso más en un barrio, muy lindo dicho sea de paso, alejado de las luces brillantes y abrazado por grandes árboles que custodian las anchas veredas fifty-fifty mitad baldosa mitad pasto donde presencie los shows de dos de mis artistas favoritos del momento: Camila Bois y Tony Romero.
Miércoles 21hs, termino mi jornada laboral y me presto a salir para Quilmes a ver a Aru y El Futuro que se presentaba en el marco del Ciclo Globo en un Bar muy reconocido, Blend. Un lugar emblemático que se supo mantener a lo largo del tiempo y que desde 2004 viene transformándose para acoger cada vez más público. El “Globo” es uno de esos eventos que lo han posicionado como un punto de referencia en ese sentido. El ciclo combina de muy buena manera con el espacio en que se desarrolla. Para los que no conocen les cuento que es un lugar que tiene parte de su locación al aire libre, donde se arman pequeños espacios con mesitas y sillones que permiten tener charlas entre grupos numerosos y en el cual se desarrolla la faceta plástica del ciclo. Cada miércoles además de poder disfrutar de charlas, ricos tragos y buena música en vivo, también vas a poder ver en acción los más variados enfoques plásticos que cranean les artistes del Conurbano Sur con muestras y pintura en vivo mientras va pasando la noche. Todo esto musicalizado con un DJ residente, DJ Jimbo. En ese patio hay una gran mesa con silletas altas para aquellos que gustan de apoyar codo en mesa y charlar con desconocides, la vi como una mesa comunitaria.
Bueno, que les puedo decir de Aru, lo de siempre, que no deja de renovar mi capacidad de asombro, que lo veo cada vez más adentro de su idea y de su búsqueda. Verlo de ese modo me permite entender cómo va creciendo, como va invadiendo, a modo de conquista cada espacio que ocupa. Se amplia, se agiganta ese estado de cosas que lo posicionan ya no solo como un referente de la música del Conurbano Sur sino también como un proveedor de nuevas experiencias. Verlo y escucharlo es siempre el camino hacia la gloria del momento. Obliga a refundar sentidos. El chabón se te para enfrente y te morfa. Siempre haciéndose cargo de nuestros pecados. Santo.
Su grupo de apoyo lo sostiene en lo alto de la montaña. Le da oxigeno cuando es necesario y aviva el fuego cuando las sinuosas melodías caen en manos de los helados labios de la voz narrativa que acompaña las escenas. Agustín Garvie, Juano Corrales, Nehuen Duarte y Manu Zamora son los oportunos responsables de esta maravilla. Encargado del audio final, como siempre, Pablo Wyrytowski haciéndose cargo que esa energía disparada desde los integrantes del grupo, de sus composiciones, impacte de modo preciso donde fue apuntado. Milimétrico. Todo esto se da bajo la atenta mirada y supervisión técnica de Lean Nadal quien es responsable que todo este en sintonía con todo. Disciplina.
Tipo media noche termino el show y empezó el momento de las charlas. Mientras les artistas recibían mimos y besos iban despejando el set. La noche del miércoles daba otro giro, doblaba hacia un lado más relajado, mas meta reflexivo. Una charla muy piola se dio con un integrante del proyecto Distrito Universal propuesta muy recomendable si te copan las mixturas entre lo de raíz y lo moderno, canciones que recorren, como su nombre lo indica, un abanico universal de melodías que podemos reconocer de nuestro entorno urbano hilado con las raíces que han dado forma al suelo que habitamos. “Me está pasando que solo escucho música de gente que conozco en persona”me dice Fede Steiner quien junto a su hermano Hernán Steiner y Esteban Leotta llevan adelante el proyecto. Y me pasa lo mismo, ¿a Uds. no? Más tarde, mientras hablamos con Pablito y Aru en el patio mientras nos tomábamos una birrita y Pablo nos contaba que está estudiando pintura apareció Gabriel Quipildor, tremendo artista plástico reconocido por sus imponentes murales (les hable de uno de ellos en esta crónica) y terminamos hablando, obvio, de pintura y toda la bola. Una hermosa charla que me permitió conocer un poco más a uno de los referentes de la cultura del distrito. Hablamos de todo y aprendí muchísimo.
La noche se empieza a apagar para mí. En el retorno a casa Aru y Lean Nadal me cuentan que tienen planeado un viaje a la costa para ir a rodar imágenes para un nuevo video, el de Lagrimas En Los Huesos, canción que forma parte del material aun no lanzado que esta en proceso de acabado y que verá la luz en mediano plazo. Como casi siempre que Aru quiere meterse de lleno en el concepto el encargado de retratar sus vuelos es Ernesto Rowe quien ya lo ha acompañado de manera exquisita en la inmaculada obra Fuegos De Artificio. Lo único seguro es que no estamos preparados para verlo.
Nos vamos, no sin antes saludar a Mili Caruso, encargada por parte de Tempuja de llevar adelante este Ciclo que nació allá por el 2016 como respuesta a las necesidades de muches artistes y productores culturales de tener un espacio donde realizar sus andanzas y compartirlas con su público cada vez más numeroso y consiente que estaba ante cosas grosas. Es tal la relevancia del ciclo que logro invertir la regla clásica de que las productoras propiamente dichas sean las únicas encargadas de poder organizar, con una estructura solvente y aceitada, este tipo de eventos. La unión de la fuerza productiva de los diferentes actores nombrados llevo a que se atomice y de cómo resultado un sello, Tempuja. Esa fuerza lograda desde el conjunto permitió abrirse camino hasta encontrar un espacio propio, el conocido Club de Arte Tempuja situado a pocos metros de la estación Bernal del FF.CC Roca, más precisamente en Cerrito al 56. Allí, el sello plasma su dirección y ejecuta de modo integral variados toques y eventos que son siempre muy bien recibidos por un público conocedor de cómo funciona la cosa. En síntesis, no solo la unión hace la fuerza sino que más bien las relaciones entre esas uniones logran la potencia suficiente como para dejar una huella, como para marcar un camino y lograr así senderos de crecimiento.
La noche llega a su esplendor cuando llego a casa y bajoneo lo que encuentro a mi paso aun sintiendo esa adrenalina típica que te recorre luego de un momento de intensidad abrumadora. Y como me pasa siempre, siento que luego de esa experiencia ya no soy quién era.
Y así como así PUM! Viernes. Pero el viernes de la semana siguiente. No sé como paso tan rápido el maldito tiempo. Ya paso la vía crucis, los huevos, la rosca. La resaca, la pesadez, el abandono. Lo único bueno es que por la noche se presentan en Casa Jinete dos proyectos que a la luz de los acontecimientos les puedo asegurar que son los encargados de mantener vivo el fuego. Es increíble pero el fuego viene siendo un tema de conversación muy regular y esa noche no sería la excepción.
Tenía que estar en casa a las 21hs para que me pasen a buscar pero como siempre mi memoria me dejo a gamba y me atrase. No llegaba más a casa. Un duchazo rápido y a las corridas me subí al auto de, adivinen? Seeeeeee, Aru Bornascella con quien habíamos arreglado ir a ver el show. Vino con copiloto, adivinen? seeeeeee el pibe Nadal, así que me entere de todo lo que anduvieron haciendo en la costa rodando el video con Ernesto: Que el Shampoo, que el palito de la selfie, que el yutu, que la máscara que le hizo Lorena Bornascella, que la creatividad. De todo hablamos en ese viajecito.
Tipo 22hs llegamos a Casa Jinete. Ubicada en los márgenes del centro quilmeño, el barrio respira un pasado de gloria trabajadora mezclado con la tranquilidad del paso del tiempo que brota por las gruesas ramas de los arboles que a esta altura del año se van desnudando y nos regalan un crocante caminar hacia la puerta de entrada. Adentro el calor humano se hace sentir. Hay una tensa calma rondando la escena. Algo está por explotar y se nota.
“…A veces me quiero oír pero no escucho nada. Otras veces me siento un tipo más en esta hinchada…”escupe Tony Romero y la noche camina sola. Encarnado, todo de rojo, literalmente de pies a cabeza, como un fragmento del infierno; fuego. El empuje y la fuerza que irradia el compacto audio que han logrado te sacude sin remedio. Te mueve irremediablemente. Entras en una espiral que se retroalimenta con cada acorde, con cada tambor, con cada slap. Juan Manuel Jara y Alan Sass le dan sustento a las verborragicas melodías que escribe Tony y se arma una gorda, una avalancha pesada, Grooveando a morir y haciendo que los cuerpos oyentes entren en sincro hasta explotar por la acción de las filosas palabras. Hay fuerza, hay sexo, hay escenas dantescas en la obra de Tony. Lo que no hay es miedo. No hay miedo de mirar a los ojos a quienes se meten en su mundo. Te invita a gritarle a eso que te pasa y lo comparte con vos. No puedo parar de escucharlo, es adictivo.
Luego del aluvión musical de Tony Romero una breve pausa en la que nos rehidratamos, fumamos algo y charlamos. Lucas Bustos, lesionado por un accidente domestico se viene perdiendo los ensayos con Cami y el grupo. Hablamos de eso, de cómo viene laburando Ismo de Las Fauces. Agus Rosatti, Luca Casado, Lucio Cristofanetti y Vito Morici compartían una birra y brindaban por la salida de un nuevo adelanto de su próximo material con Alondra Lúmina, andaba dando vueltas el artista plástico Manu Calcagnini, quien volvía de la provincia de Entre Ríos de hacer unos murales en sitios específicos, entre ellos Wanako Bar de dicha provincia. Otra cosa importante que estaba pasando esa misma noche era el estreno de la live sesión que La Nave Croydon realizo hace algunos meses y se estrenaba ese mismo viernes. Fue un parate más que necesario no solo para reponerse de lo vivido anteriormente sino también para poder charlar con toda esta hermosa gente llena de aventuras y experiencias para compartir.
El fondo azul brillante no permite dimensionar donde termina exactamente la imagen. Los márgenes se pierden entre el humo y la oscuridad. Los cuerpos se agrupan y amontonan esperando. Hay risas, bailes, brillos. Los sonidos se activan y allí esta, Camila Bois. Lacerando el aire con esa sensualidad que ha sabido administrar. Ondulándose en cada esquina melódica, fluctuando y dando forma a esa catarata de sentimientos que emana cada vez que separa sus labios. La madurez que transmite es increíble. Se nota en la facilidad con la que se mueve entre lo angelical y lo sordido. Entre la pureza y lo prohibido. Hay data nueva. Nombre Ajeno, su último trabajo es todo esto y más. Ya no teme, al igual que Tony. Perdieron el miedo, es el fin de la inocencia. Y me encanta. Nico Truchet en baterías y coros, Pablo “El Chamax” Chamorro en los graves y Augusto “Pancho”Vega en guitarras completaron el escenario este viernes por la noche. Quedo afuera por cuestiones biotécnicas, como les conté más arriba Lucas Bustos y el equipo de laburo lo completa Mara Rosset capturando los clímax se van presentando con su lente. Les pibes están a punto caramelo, tanto Camila como Tony. Están en la búsqueda y se van encontrando. Allá a lo lejos quedaron esas épocas de agradecer por ir y empieza una nueva etapa, la de ir y agradecer. Espero estemos tomando conciencia de lo que está pasando a nuestro alrededor. Esta camada de musiques y artistas jóvenes está marcando un camino y he decidido seguirlos. Me quiero sentir parte de su público, ser su testigo. Quiero conocerlos más y saber más de ellos. Quiero que llegue el próximo encuentro.
Cuando la noche empieza nuevamente a abrir sus alas en señal de victoria nos toca volver y sistematizar todas estas sensaciones. Me siento viejo con tanta juventud rondando por ahí, pero estoy contento. Saber que puedo seguir conmoviéndome con las nuevas generaciones de artistas me llena de orgullo. Sé que voy a ser un viejo de mierda, pero nadie me va a quitar lo bailado al ritmo de esta marea de orgullo de ser que nos regalan estos pibes y pibas. Nos están advirtiendo. No tienen piedad. Seamos dignos de sus broncas.
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