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Foto del escritorMaxi Roberto

Crónicas Inauditas: Mi fascinación nueva

Muy lejos parece haber quedado el primer paso en el camino de estas crónicas. Paseamos por todos lados, recorrimos muchos lugares. Metimos las narices en lo profundo de la escena cultural del Sur del Conurbano… Aprendimos. Emprendimos. Comprendimos. Crecimos. Nos abrazamos. ¿Nos influenciamos? Si fue hecho para mí, lo tengo que saber.


Dice la leyenda que cuando niñe, casi bebote, acostumbraba meter mi mano en el plato, preferentemente si era de fideos estilo dedalito y muy prolijamente me los ponía onda anillo en los dedos al grito de “Mario Baracus”, famoso personaje de la serie de los años 80’s Brigada A (A-Team en ingles). Esta manía se corto pronto, me duro hasta los catorce pero lo importante acá, no es si está bien o está mal usar las pastas como bijouterie sino más bien lo influenciables que somos. Yo soñaba con ser uno de los que bailoteaba al lado de Jazzy Mel, icono del rap local de los 90’s. Nuestro “helado de vainilla”. Jugaba a la pelota en la calle y si hacia un gol metía relato a lo Araujo “Goooooooolll de In de pen dien te, lo hiiiizo, Carlos Alejandro Alfaro Moreno”. El olor a salsa volando en el aire. A veces hecha a lo tano, otras a lo chaqueño. En una va primero la carne y en la otra los vegetales. Anda a chequearlo a la… Después quise cantar como el Indio y escribir como alguien digno. Creo que la revista Humor, las tapas de Crónica y la 13/20 fijaron otros mambos. La voz aguda y lacerante del locutor de Radio Colonia me signó un ritmo medio tanguero, sonando en ese grabador a pilas que luego fue mi primer estudio de radio, arruinando casetes del Puma Rodríguez o Paloma San Basilio. Todas esas imágenes, sonidos, sabores, hoy confluyen sabiamente y conforman mi criterio. Son influencias, las verdaderas. Son la llave a todo.


(¿Alguna vez hablaste con alguien que consideras una influencia?)


Toda experiencia sirve para conformar influencia. Todo camino enseña algo y deja huella. Si estas en el palo de la creatividad es importantísimo tener faros, puntos de referencia que colaboren en la construcción de un estilo propio y personal. Si no estás en ese mambo pero gustas de saborear obras que te interpelen o te movilicen, ya sean imágenes, músicas o morfis, de algún modo insospechado algo de eso quedara en vos. Este recorrido, el noveno de esta saga que lentamente va llegando a su fin se trata de eso, de encontrarnos con nuestras influencias y absorber lo máximo posible en post de mejorar nuestra trayectoria vital. Les invito a esta nueva caminata cultural por el sur del Conurbano donde nos encontraremos de frente, cara a cara y de modo brutal con las nuevas influencias que marcan el rumbo y el devenir artístico de estas tierras.


Vamos a arrancar en Berazategui, un jueves a la noche. Fue justo la semana en que la economía voló por los aires, dólar especulativo por las nubes, engordando bolsillos de garcas. Se sentía, una vez más, el hedor a derrumbe. En esos días estaba metido en un quilombete de presupuestos y esa noche, mientras esperaba uno antes de salir al encuentro de una de mis bandas favoritas del mundo mundial, me di cuenta lo emocionado que estaba.


Llego el presupuesto y partí a destino. Iba nervioso, no sé por qué. Sentía como que se había hecho tarde o que estaba olvidando algo. Eran las 21.30hs aproximadamente cuando advertí que en realidad lo que estaba pasando era el nerviosismo de enfrentarme a, quizás, la mayor influencia musical que he tenido en los últimos años. Yo no sé que habrán sentido los periodistas camino a encontrarse con… Spineta, pónganle. O a Charly. Ni si esos periodistas los tenían a estos, precisamente, como influencias. Capaz lo tomaron como laburo y punto. Me intriga. Pero me intriga desde mi propia percepción. Ósea, no es que quiero saber que sintieron esos periodistas específicamente, me gustaría contarles lo que sentí yo esa noche de jueves, para ver si es similar la experiencia. Adelanto el resultado aun sin saber las sensaciones de estos colegas: SI. En mayúsculas.


Llamativamente la Calle 15 del Centro de Berazategui lucia colmada. Más que nada de vehículos. Iba apurado. No estaba llegando tarde pero no quería perderme ni un segundo. Gambeteando autos llegue a destino. Nuevamente la puerta oscura que separa un mundo de otro. Bullicio. Alta vibra de felicidad. Me abren y veo un océano de sonrisas mirando una pantalla. Lucen brillantes, ropas al tono, melodías fuertes y robustas subidas a un ritmo inclaudicable y todo esto sostenido por un Groove pesado y armonioso, casi pegajoso. Deslizante.



Estoy en el Estudio de la productora Amarriki. Está a punto a arrancar la segunda temporada de su ciclo Streaming, la vida loca. Más adelante me tomare un párrafo para recordarles la crónica inaugural en que narre el inicio de esta serie de streamings y le sumare brevemente las características de esta segunda temporada que arranco de un modo criminal. Ahora me quiero centrar en quienes se encargaron de prender fuego el aire del estudio: La Secuela.


La voz de Arahí es todo. Que quieren que les diga. Sensual y hereje. Rebelde. Claridad y calidad, puede ser decir las cosas más dulces y escupir las opiniones más contestatarias sin hacerse los rulos. Es la voz narrativa del universo del proyecto. Es impresionante. Lo que te la sube cruzarte cantantes de esta talla y poder tenerlos ahí, para charlar, es un lujo extraordinario.


Me prometí arrancar con lo primero que me impacte. La voz de Ara llego a lugares que mi oído desconocía por completo y por eso di comienzo alabándola. Mas allá de mis promesas, el impacto del grupo es total. El estudio era un horno y en él se estaba cocinando algo muy jugoso. Nosotres, les espectadores, apartados del fuego, mirábamos y escuchábamos asombrados lo que venía vía Stream. Les que fumábamos, salíamos de la sala de espera a pitar y nos encontrábamos deambulando cabizbajos, hablándonos a nosotros mismos “que hijxs de yuta… ppppfffff… no puede ser…” decíamos. Le llame sala de espera al sitio en que nos encontramos les invitades a presenciar la velada porque por momentos parecía eso, una sala de espera. Lucíamos ansioses.


Arahí Pinto Castro no solo se encarga de ponerle voz a la obras del grupo, también compone. Y no solo música, además diseña el vestuario y se encarga del art concept. Guido Rodríguez en piano y voz; Mateo Castiello en guitarra y voz; Mariano Pesci en bajo y Santiago Aguilar en batería son los responsables de mover la idea artística y musical sobre las tablas. El equipo de laburo se completa con Débora Torquato en maquillaje, styling y algunos registros; Dani Cabo en vestuario, y las fotos que acompañan este relato, en parte, son de Indi Cabrera.



Van pasando frente a mí esas canciones que me canse de escuchar una y otra vez: Hipster boy, Columna de pez. Las gemas nuevas, El único, temon que no vas a poder parar de silbar cuando decidan grabarlo. Precámbrica, una oda a la evolución, así la presento Ara antes de tocarla. Pero antes que estas nuevas canciones puedan ser apreciadas en algún registro oficial, se viene Lo hago por mis hijos” su segundo disco. 9 de Septiembre fue la fecha elegida para que vea la luz. No hay fecha de presentación en vivo, aun. El 7 de Octubre se subirán al escenario de Tecnopolis en lo que será el primer toque con el disco ya girando en plataformas. El productor del disco es un viejo conocido del proyecto, Santiago Iezzi, quien también se encargo de mezcla y mastering. Santiago ha sido el elegido desde los comienzos del grupo y todo lo registrado pasó por sus manos. Las batas y bajos se grabaron en el estudio Warehouse; las voces en Underkatz con la supervisión de Sophie Sobral y Manquel lopresti. Teclados, guitarras y el resto en Shampoo's House.


“…Es tremendo lo que compone Guido. Siento que toca todo lo que ya escuche pero a su manera, le chupa la pija todo pero con respeto eh. Respeta y cuida las mejores tradiciones nuestras, a nuestras influencias y le suma su vuelo. Es moderno y nostálgico a la vez. Siento que mantiene el fuego…” le digo a Cesar Barrionuevo, quizás la persona más importante esa noche, ya que es él quien milita desde hace muchos años la causa Secuela y se encargo de quemarnos la cabeza a todes para que los escuchemos y les demos bola. Gracias, bro. Y de paso, gracias por la devolución que me diste a eso que te dije: “…Eso porque el ya es una influencia…” Si. Lo es. Lo son. En ese momento no lo entendí del todo. Pero ahora si puedo ver que lo son: son la continuación de algo que nació al calor de la incomodidad, del inconformismo; y que del modo más romántico y poético decidieron meterse de lleno en la discusión de sentidos, esos que moldean nuestra estética artística. Les dicen irónicos, sarcásticos. Que se yo. Han dicho que no sabían si eran una banda en joda o hacían música compleja, como si no pudieran ser ambas, o un espectro de todo eso. Pero no era difícil, ya en ese momento advertir que lo complejo es no comerse la curva cuando venís a mil por la autopista de la pelotudes. Guido, La Secuela toda, son la flor que asoma en determinado momento. Son el fruto. Jugoso, nutritivo. Son la consecuencia de esa raíz que viene desde muy profundo. Son consecuencia, no casualidad. Son el Martin Fierro, son el tango, son Charly. Son Elles. Y están acá, les tenemos a mano. Toquémosles.

Termina la espera. Se abre la puerta del horno y ahí están, recién cocinados, todos fluo, brillantes. Crocantes. De a uno van abandonando el estudio, saludando con un beso y un abrazo a todes les que se pusieron al hombro este hermoso desafío de seguir presentando en vivo y directo a través de Youtube un artista de calidad y con una propuesta escénica y estética. Cuando arranque estas crónicas, fue precisamente cuando se lanzo la primera temporada de Streaming, la vida loca. El equipo no solo se mantiene sino que crece: Ignacio Bruno en iluminación es el nuevo integrante del equipo. Hay otras novedades, ahora el ciclo es quincenal, jueves por medio, se sigue transmitiendo por el canal de Amarriki y lo más sabroso es que habrá una lista de invitades para cada sesión, ergo, reuniones al calor de la buena música y compartiendo charlas pre y post toque va a ser algo glorioso. Ya lo fue, en cierto modo.


Las app avisan que en un minuto llegan los transportes. Nos vamos despidiendo. Estaba siendo una noche que seguro será motor de algo. Me animo a decir que fue una noche que influirá en nuestras subjetividades futuras. Sentí la creación de un nuevo espacio por habitar: El de las influencias cercanas. Me despido con la seguridad que mis futuras dudas y mis futuros asombros serán responsabilidad de artistas como los que acabo de ver. Esos que siguen manteniendo el fuego. Esos que respetan a sus mayores; y a sus mejores tradiciones. Esos que no “juegan” a ser modernos porque en realidad, con lo que juegan es con el tiempo que corre, con la época.




Abandono un momento la cobertura presencial para comentarles algunas propuestas para hacer por la zona que seguro les van a servir para ir organizando las saliditas de las próximas semanas primaverales que se acercan.


Humor de miércoles: La genia de Caro LLargues trae a Berazategui un ciclo semanal de humor en vivo para disfrutar cortando la semana. Como su nombre lo indica el miércoles es el día elegido para subir al escenario un diverso universo standapero para reír sin parar mientras comes cosas ricas y bebes unos buenos tragos. El lugar no podía ser otro que Rafiki, lo que garantiza que la experiencia sea completa. RECOMENDADISIMO!


Mic abierto: Te quedas a dormir en Rafiki el miércoles después de cagarte de risa toda la noche y el jueves seguís con este ciclo de música ideado para darles lugar a les artistes emergentes de la zona. Los jueves desde las 21hs el patio del bar se transforma en una caja de resonancia para hacer oír tu voz. Encima, si te anotas y te cantas dos temucos te llevas una rica pinta de Kraken cortesía de quienes organizan. Segui las redes de Rafiki y Amarriki y saca la data para participar y hacerte escuchar.


La Jam de Jinete: El domingo es un día acusado de generar nuestra más profunda depresión. Bueno, dicho esto, el Señor Pato Benítez se junto con Sou Faia y Fede Talamo y le propusieron a Casa Jinete cambiar la taba y metieron esta jam de música, dibujo y escritura a disposición, para que quienes sientan que la pesadez del domingo se vuelve irremontable puedan pasar al frente y cargar fuerzas para empezar la semana más livianites. Pablo Wyrytowsky y Martin Pereyra garantizan buen audio y agite, mientras que asistiendo a la producción general esta Sofía Brandoni. Domingo por medio desde las 20hs en Casa Jinete, calidez y calidad garantizada.





Apenas dos días después de enfrentarme a una nueva sensación, aun con la herida abierta, fui por sal. No imagine otra manera de hacerlo. Sentía que era el camino y el momento.


Si la experiencia con La Secuela, la charla con Guido y les pi, fue algo que abrió un nuevo estado a transitar, imaginen lo que me pasaba por los huesos al pensar en la presentación de un video de Aru, a quien considero responsable del delirio místico que presento.


De movida, esa noche de sábado se presentaba de modo particular. Me pasaron a buscar dos grandes amigos, El Pollo Gómez y Cesar Barrionuevo, con quien nuevamente íbamos a vivir algo trascendental. Nota al pie: Cesar, también es responsable de traernos a Aru a nuestras vidas. Gracias de nuevo.


El frondoso bosque interlunar fue el sitio elegido para hacernos llorar la osamenta. Hacia frio, había una bruma lejana y espesa que desdibujaba las luces del barrio privado de vida que rodea el paraíso.


Se Abre la puerta y la voz de Guille Huergo se hace notar, da instrucciones, pone orden. Encuadra. Da sala y nos hace pasar, en silencio, al interior. Llamativamente y a contrapelo a lo que estamos acostumbrados no hay un escenario sino dos, colocados de manera opuesta, en los vértices de lo que parece ser una ronda que invita a subirse a un paseo por las mentes de quienes están acompañando la presentación. Son las obras de Octavio Marchesin, Lucia Urrere Pon y Juan Garibaldi las que guían los pasos en esos primeros momentos. Un universo íntimo y simple. Acogedor. Son obras de artistas que saben mostrarse. Saben hasta donde mostrar. Son un excelente marco, el abrebocas ideal para seguir deglutiendo los pasos del menú.



Se iban terminando los minutos de mora de silencio que nos había permitido Guille. Las sillas del centro se iban llenando. El circuito de obras estaba colmado de cuerpos que se paseaban admirando los cuadros, como buscándose a sí mismos en ellos, queriendo encontrar algún rasgo en eso que veían que los interpele. Las sonrisas que se dibujaban en los observadores parecían confirmar que lo habían logrado.


Luego, nada. Oscuridad y silencio. Una ínfima luz apenas clarificaba el espeso negro del vacío. Era un enmascarado errante quien intentaba alumbrar sus pasos. Lucia perdido, cansado. Parecía venir de un lugar lejano y hostil, que poco tenía que ver con nuestro mundo pasible y fraterno (?). El candelero iba y venía de un extremo a otro de la sala mientras el silencio cedía ante la voz interior de los protagonistas. Una tras otra las palabras derramadas se iban apilando en los rincones formando estructuras solidas que servían de mirador del abismo que se había generado. Ese abismo, vertiginoso y atrapante, invitaba a lanzarse.


Nadie se animaba a moverse un milímetro. Mis compañeros y yo temíamos por nuestras vidas si al querer desplazarnos cagábamos algo, Guille nos asesinaría sin dudarlo y encima lo haría pasar como parte de la obra. Inimputable. Absortos, les concurrentes cruzaban miradas cómplices, onda “¿qué mierda está pasando acá? A lo lejos, una rubia muy guapa me había clavado la mirada. Me puse nervioso. Sus ojos turquesa, profundos. Su boca. Un collar adornado por un, gracias a dios (?), interminable cuello, sedoso. Sostenía en sus manos una copa de vino y con el rostro una mirada provocadora. Todo parecía arder a su alrededor, y ella, inmutable. Más allá, un tablado, un arlequín, la soledad, los miedos, las luces. Nosotres. Nuevamente el silencio.


“… Puente a la nostalgia, amanezco en el litoral sin luz. Me sentí imborrable y por la guerra estalle…”



Como en una partida de truco lisérgica, en la cual los contendientes decidieron sentarse en las puntas cruzadas de la mesa, Aru y Luca Potti se iban gritando y retrucando mientras el candelero los iluminaba tenuemente con su farola. El publico en el centro hacia de poroto para anotar. Las obras plásticas eran los naipes dispuestos en las paredes. Las palabras eran facas que salían cortando, como debe ser. Como nos enseñaron. Entre Flores y engaños, el recorrido hacia estación en los parajes diseñados por Rosana Traverso, universos acordes y sincrónicos a lo que acontecía. Cada vez faltaba menos…


Donde suelen atrincherarse les artistas que vienen al club a mostrarnos sus dientes, esta vez había una pantalla. Todo el recorrido desembocaba en ella. A la inversa de un agujero negro, esos cosos que según la “ciencia” absorbe tanto que ni la luz es capaz de escapar de ellos, esta pantalla, paradójicamente blanca, iba a expulsar un universo entero. O más. Ernesto Rowe fue quien se puso al hombro la idea y logro plasmar, nuevamente, a la perfección el concepto de Aru. Ernesto llevo a Aru hasta el límite, lo expuso. Lo obligo a correr sus fronteras, a expandir territorio. Por momentos, el video se transforma en una torta de naranja y cacao, untuosa, donde hundir la cuchara para llevar a la boca un manjar explosivo de azúcar y canela. Y en otros, vemos el corte, de donde parece salir la creación mas podrida del ser humano. Nuevamente ante nuestro ojos, una obra que marcara a fuego el correr de estos tiempos. Lean Nadal y Ali Catini completaron el equipo de filmación durante esos días en la costa atlántica. Lean como asistente técnico y piloto de drone. Ali como maquilladora, vestuarista y fotógrafa de registro de la hazaña. Según fuentes cercanas habría hecho algún que otro mate como la gente. Lorena Bosrnaschella confecciono la máscara del protagonista del video y de la presentación, que estuvo a cargo de Lean Nadal, como el candelero errante que ilumino el recorrido.


“… Supe que no había más que cantarle a la aurora…”


Tras el vendaval, los besos y los abrazos de la misión cumplida. Las charlas, los encuentros. Las miradas. La sonrisa de Guille nos alegraba el alma. Lo agarre a Franz Jacques de atrás y con una voz muy turbia le dije al oído “las quiero todas” haciendo referencia a las hermosas fotos que acompañan estas palabras y que engalanaron la presentación. Mariel Di Giorgi se encargo de la comunicación de este evento llevado a cabo por Interlunio Producciones.


Siempre es duro dejar atrás ese portón y darse cuenta que lo real queda adentro, que lo que nos encontramos fuera es una creación macabra que orquestaron cinco giles que ni conocemos. Pero lamentablemente hay que volver a meterse en este pantano hediondo, a conformarse con las flores que nos regala esporádicamente.


Me alcanzo la cotidianeidad. Ya hay mas mirando hacia adelante que atrás. Volví a perseguir la zanahoria. En definitiva volví al comienzo. Pero a mi comienzo, al principio fundante. Ahora persigo la zanahoria posta. La que quiero perseguir, la que elegí yo. No me la vendió nadie. O en todo caso, se la compre a mis amigos y la verdad… se la re bancan.

Nos vemos la próxima.

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