El cuarteto nominado a los Gardel 2020 con su Ocaso de los Héroes tiene una propuesta poco convencional, intensa y pesada en días de presente efímero y búsqueda eterna del estribillo radial.
Policromía fue nominada a los premios Gardel 2020 luego de un enorme trabajo con El Ocaso de los Héroes. Este disco presenta una propuesta poco convencional en estos días. Temas largos, matices musicales complejos y una propuesta lírica que interpela al pensamiento, son algunos de los condimentos de su tercer trabajo de estudio. Lejos de una falsa modestia, los chicos reivindican su presente y redoblan la apuesta: “para nosotros, la nominación es una reivindicación de la propuesta que llevamos a cabo en este álbum y también del disco como propuesta esencial”, expresaron a RCI en una entrevista exclusiva sobre esta nominación al mejor disco heavy/punk.
En la charla con RCI, Policromía se posiciona como defensor de la propuesta disco físico como una historia para contar. “Creemos que el álbum cumple bien esa idea de contar una historia, de que los temas se hilvanen y se vinculen por una razón y de llevar a quien lo escucha por diferentes emociones. En ese sentido, la nominación es para nosotros una demostración de que logramos lo que quisimos hacer en este disco y de que la banda tiene cosas para decir, tanto musicalmente como con las letras”. Destacaron que la pandemia dejó trunca su posibilidad de presentar El Ocaso de los Héroes en vivo y que la nominación sirve en algún punto como revancha para el disco. Además, resaltaron compartir terna con una banda del calibre de Los Antiguos, a quienes toman como referencia. Analizando la gala en cuestión plantearon que: “tiene un efecto “igualador” por lo menos en el sentido de que los independientes figuramos en las mismas ternas que artistas de compañía”.
Policromía fue formada en el año 2012. Si bien comenzó como trío, hoy está integrada por Juan Martín Galeano en bajo y voz, Lucas Martín en guitarra, Matías Jablonka en batería, y Nicolás Abate en teclas. Grabaron tres discos de estudio el primero del año 2014, De Ánimos Partir…, donde trabajaron con el productor Matías Campos Bianchi, un tiempo después lanzaron El Desconcierto (2016), donde empiezan a acercarse a la música pesada, y finalmente tenemos El Ocaso de los Héroes, del 2019.
Desde el inicio la propuesta musical de la banda se alejó de lo convencional. Si bien su primer disco fue mucho más orientado a probar diferentes cosas, desde El Desconcierto el camino empezó a tomar un rumbo más definido. “Nos animamos a explorar esos matices y a jugar un poco con el Stoner rock. La banda estaba más ajustada y permitía hacer esas cosas, tirar para atrás los riffs y ver qué pasaba. Eso dio lugar a canciones más pesadas, como “Blues para olvidarme”, “De una enseñanza desconocida”, “El manjar de los prudentes” y, sobre todo, “Hombre de la multitud”, todos temas que tenían muchos pasajes instrumentales densos, una búsqueda compleja de climas que se iban construyendo de a poco, y que en algunos casos superaban los 7 minutos de duración”.
En este sentido, el Ocaso da un paso más en complejidad: “creemos que el disco es como el “pico” en esta búsqueda de “virtuosismo” (por decirle de una manera) desde lo instrumental de la banda”. Aclararon también las dificultades de llevar toda esa mixtura al escenario cuando funcionaban como trío, algo que resolvió en muchos sentidos en ingreso de Abate en teclados y sintetizadores.
Si bien la propuesta musical está muy trabajada, el plano lírico no se queda atrás. El disco propone planteos de corte existencialistas que surgen del día a día en la urbe social, y esa búsqueda de, aun así, trascender en el caos. Es muy interesante la propuesta que hace el grupo proponiendo en sus canciones impares (“El ocaso de los héroes”; “Comunidad destructiva”; “Mientras contemplo sin prisa la urgencia de los días” y “Pared de sonido”) una reflexión crítica sobre las formas de vincularse dentro del rock, contrastándolo con los cambios que enfrenta el género en estos tiempos. Mientras que en los temas pares (“Promesas de alquimistas”; “Tribulaciones” y “El aroma del tiempo”) el foco está puesto en cuestiones que tienen más con el plano social y político, con temas como la tecnología, la modernidad y el distanciamiento que ello puede implicar.
Analizando está propuesta en contraste con el contexto actual, plantearon: “la cuarentena y el aislamiento, además de profundizar inesperadamente problemas estructurales que venimos arrastrando como sociedad, se transforman en una especie de llamada a la reflexión permanente, en una prohibición del escapismo”. Además, remarcaron la idea de que las canciones del disco buscan interpelar la existencia cotidiana, generar preguntas.
Entre las influencias musicales del grupo se destacan varias bandas de los setenta. Generalmente orientadas al sonido pesado como Black Sabbath, Queen of The Stone Age, Mastodon, o incluso discos particulares de Tool, Opeth o Mars Volta entre tantos otros mencionados. También mencionaron grupos contemporáneas y nacionales como Sauron, Los Antiguos o Proyecto Quasar, renovando la idea de las influencias cercanas. A su vez aclararon: “no solemos sentirnos cómodos en un estilo en particular, sino que buscamos que cada tema conlleve una propuesta particular diferente de los anteriores. La idea es intentar sorprender, utilizando todas las herramientas musicales que tengamos a la mano en pos de lograr transmitir mejor las emociones que nos despierta cada tema”.
Cerca del final charlamos sobre la experiencia de grabar en Estudio El Pie, uno de los más reconocidos de la escena nacional. Destacaron la experiencia y el trabajo previo para llegar afilados en lo que respecta a ensayos. “El disco fue grabado en vivo, es decir la banda tocando todos al mismo tiempo, algo que no es del todo común. Eso hace posible que el audio final suene muchísimo más natural, más orgánico, y además aporta un sonido mucho más consistente”. Destacaron el trabajo de Santiago Iezzi en la grabación: “es probablemente una de las personas que mejor entiende el rumbo que quiere tomar la banda en cada pasaje musical de cada disco y cada tema”, con quién ya habían grabado El Desconcierto. Agregaron que utilizaron para grabar, los mismos equipos e instrumentos que usan en vivo y en ensayos, lo cuál genera un sonido mucho más similar al que podremos ver cuando se suban a un escenario nuevamente.
Finalmente charlamos sobre un hipotético mapa de regreso a los escenarios. “Sin duda va a ser un camino difícil y complejo, sobre todo para los artistas independientes y para todos los locales de música chicos como Club V, el Emergente o los centros culturales”. Hicieron hincapié en la situación económica de estos espacios y en las variadas estrategias de subsistencia que no garantizan sobrevivir a esta pandemia. “Para bandas como nosotros son el semillero, como el potrero de las bandas emergentes”, agregaron, enfatizando en una necesidad de que las bandas intenten apoyar estos lugares. Se animaron a plantear la continuidad del streaming como opción de vivo por mucho tiempo, aunque fueron críticos con la rentabilidad de los shows transmitidos de esta forma: “para las bandas independientes afrontar una propuesta de esa índole es casi inviable por la cantidad de equipo -de video, sonido e incluso de conexión a internet que deben procurarse”. Si bien la charla desandó determinadas posibilidades, la conclusión fue desoladora: “desgraciadamente con la nueva normalidad parece que vendrá la era de los protocolos, lo que suena bastante lejano al concepto que tenemos de ir a ver una banda que nos gusta”.
Policromía llega a los Gardel 2020 con un gran disco bajo el brazo, muchas cosas para decir y una apuesta musical ambiciosa y compleja. En tiempos complejos, es una banda que plantea parar, pisar la pelota, levantar la cabeza y hacerse algunas preguntas antes de seguir. Más allá de lo que suceda en la gala de premiación, el reconocimiento por este trabajo ya fue una victoria contundente.