top of page

Las raíces del árbol no paran de crecer

Arraigo protagonizó, una vez más, una fiesta popular en el Roxy. La banda que fusiona el metal con ritmos latinoamericanos sigue mostrándose como una de las nuevas propuestas más interesantes en el Under.

En estos tiempos donde abundan las nuevas propuestas musicales, sobre todo en el mundo del rock, Arraigo ha sabido romper algunos esquemas establecidos, de esto trata de hecho su último trabajo, NosotrosAcáYAhora. Este segundo disco vino a romper moldes y a hacer algunas preguntas incomodas al metalero, al ciudadano o ciudadana que ponga a reproducir sus temas. Desde una cumbia furiosa con podridos gritos metaleros, hasta los sonidos más progresivos y electrónicos, Arraigo no se encasilla. Eso fue lo que vimos el sábado en el Roxy, una banda que lejos de encasillarse viene a proponer una forma distinta de hacer metal (o lo que sea que hagan) e incluso de hacer un show. Porque como dice usualmente Pablo Trangone, cantante del grupo, el rol que interpreta cada uno en un recital de Arraigo es una circunstancia, no un orden establecido, por lo que

mientras se desarrollaba la lista vimos más de una vez como subían chicos del público a cantar sus temas junto a la banda, al mismo Trangone mateando sobre las tablas, o una murga atravesando de punta a punta a la audiencia.


La “nueva” propuesta es, como mencionábamos, NosotrosAcáYAhora, un disco ambicioso, difícil, pero que tiene dos cosas que a quien escribe han logrado cautivarlo, por un lado, una fusión musical desprejuiciada y excelentemente interpretada, por otro lado, unas letras que, citando a Guevara, se han endurecido sin perder la ternura. Así podemos explotar de rabia escuchando Incomodo Donde Estés o Traen la Pregunta, y también emocionarnos hasta las lágrimas con Lo No Caminado, que parece poner en palabras lo que todos y todas quisiéramos decirles a nuestros hijos. Así fue como los primeros golpes de la noche los dieron precisamente el tema que da nombre al disco, presentado anteriormente por quien protagoniza el videoclip, seguidos de Pide Más Yuta el Malón y Hacía el Andén. Luego, para que no olvidemos las raíces del árbol, en Horizontes y Fronteras, su primer LP, la banda se mandó un popurrí con Zamba para los Huérfanos, Cadenas y Antifaces y En el nombre del Padre. En este tramo del show se vieron algunos desacoples con las pistas, y algunos baches de sonido que parecían tener atados a los músicos. Por suerte minutos más tarde pudieron desatar toda la potencia que los caracteriza para continuar con la lista.


Durante el show se vieron todas esas cosas que pasan en un recital de Arraigo y que son bastante difíciles de explicar a quién no ha estado ahí. La gran familia del árbol tiene un rol que cumplir en todo momento dentro del espectáculo, y las propuestas son de lo más variadas, tanto como el sonido de sus temas. Como decíamos, la cumbia-rock de Escribe y Dispara, ese tema que les valió algunos “insultos” en sus inicios, aunque como bien expresaba Trangone, si “puto” es un insulto en estos tiempos, somos todos putos en conjunto, paradójicamente uno de los mejores, si me permiten mi opinión, temas del segundo disco, donde hermanan dos culturas populares que viven un extraño distanciamiento, pese a tener raíces con más puntos de encuentro que de disidencia. También se hicieron presentes covers que forman parte de un EP, casi una reliquia del grupo, donde aparecen versionando El Tempano, de Adrián Abonizio, y Tu nombre y el Mio de Lisandro Aristimuño, aunque sumaron un tercero, nuevo para todos nosotros, El Amor después del Amor, de Fito Paez, todos ellos con una impronta propia, donde se descubren nuevas formas de vivir cada canción.


Quizás uno de los momentos más intensos del show se vive junto a Las Calaveras de Constitución, una murga muy cercana a la banda y que siempre dice presente en las fiestas del árbol. Ahora con un tema pensado y compuesto exclusivamente con ellos, Calaveras Porteñas, donde la murga entra danzando en el medio del público, desata hasta a los más tímidos a agitar los brazos y bailar y parece que la orgía musical que propone la banda toca su cenit. Aún dentro de la fiesta, Arraigo no es una banda que le “Canta a la albahaca” como dice uno de sus temas, sino que se plantan bien firmes en la realidad social que atraviesa todo el continente y nuestro país. Con letras mucho más agresivas, con una claridad literaria para relatar situaciones de la vida diaria que interpelan hasta a los más descreídos, en medio del recital incluso hubo tiempo para pedir solidaridad con los despedidos del INTI, acompañado de Vidas Comunes en las voces de Leandro Ramogida y Leo Pazos.


Arraigo se despidió al ritmo de Carnaval de Soledades, otro de los himnos de su primer disco, Horizontes y Fronteras, con un Roxy que fue interpelado hasta su fibra más íntima con la variada propuesta musical y cultural del grupo. Nosotros nos retiramos extasiados, pero además de eso, incomodos quizás, porque es casi imposible salir de ahí sin tener la necesidad de compartir todas esas cosas que la banda comparte con nosotros a través de sus letras, y para alguien a quien gusta del rock y la música como un espacio de lucha, esa es una sensación reconfortante. Al menos mientras esperamos hasta la próxima fiesta, donde el árbol vuelva a extendernos sus raíces.

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page