Ana Fraile, una de sus directoras, habló en RCI sobre el documental que narra cómo fue la lucha de la familia de Luciano en la búsqueda de justicia.
“A diferencia de lo que es comúnmente reconocido, la desaparición forzada de personas no es sólo una prerrogativa brutal de las dictaduras sino también un instrumento utilizado en los estados democráticos. El incumplimiento de leyes internacionales viola los derechos humanos fundamentales ocasionando grandes sufrimientos a las víctimas, sus familiares y amigos”, así comienza la reseña del documental ¿Quién mato a mi hermano?
El documental narra cómo fue la lucha para mostrar, investigar y juzgar el crimen de lesa humanidad de Luciano Arruga. Ana Fraile, una de las directoras, comentó en Resistiendo con Ideas cómo surgió la idea: “Nos motivó el tema de la desaparición forzada y la necesidad de mantener la memoria y creemos que la herramienta para poder lograrlo es la audiovisual” y agregó: “Conocer a los familiares y amigos nos hizo cerrar la idea de este documental”.
En comunicación con Radio Gráfica, hizo referencia cómo conocieron a los familiares de Luciano Arruga. “Sabíamos del caso por los medios alternativos que cubrían todo lo que iba sucediendo en la causa” y remarcó que “es muy importante visibilizar la violencia que se ejerce hacia los jóvenes más humildes”.
Pensando en la narrativa, la directora hizo hincapié en el proceso del documental y cuáles fueron las trabas para poder llevarlo a cabo. “Fue una construcción, algunas las propusimos nosotros cuando surgió la idea de hacer la película. Arrancamos en el 2014 como una idea. Los familiares tenían un archivo audiovisual de lo que fue la búsqueda de Luciano Arruga” y puntualizó en que “tuvimos muchas dificultades económicas para realizarlo”.
“Fue una construcción colectiva entre nosotros y los familiares de Luciano. Estamos muy contentos con haber encontrado esa organicidad para crear el documental”, expresó Fraile.
Respecto a la respuesta del público luego de ver el documental, la directora. “Uno ve la realidad, se cae un velo cuando terminan de ver el documental. La gente sale con muchas emociones, de bronca, tristeza, pero hay mucha fuerza. Hay abrazos y conexiones que nos dan mucha fuerza para seguir”.
Finalmente manifestó cómo ve a los jóvenes que ven la película y se encuentran sumergidos en la misma realidad que Luciano Arruga. “Los sectores vulnerados están más vulnerados cada vez más. Los chicos que vieron el documental, fueron acompañados por jóvenes más grandes y pudieron analizarla en conjunto. Los pibes se van hablando de lo que es la cana, se van reflexionando y eso genera algo en sus cabezas”.