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True Detective 4: el bueno, el malo y el congelado

Este domingo HBO emitió el último episodio de la cuarta temporada de True Detective, “Night Country”: misticismo ricotero y una dinámica detectivesca más cerca de Scooby Doo que de las primeras entregas.



Mucho se esperó (y se espera) de esta serie, hasta le perdonamos algunas temporadas flojas en el medio. ¡Pero viste lo que fue la primera con Woody Harrelson y Matthew McConaughey! Lo cierto es que esta última entrega protagonizada por Jodie Foster y Kali Reis tuvo rendimientos dispares.


Esta temporada cuenta con un valor agregado que no tiene ninguna otra, algo que suma a la trama y que se convierte en un personaje más durante la narrativa. Si se me permite la analogía, esta temporada tiene al cuarto Soda Stereo. Ese plus es Ennis, el pueblo ficticio ubicado en medio del estado de Alaska. 


La misteriosa desaparición de un grupo de científicos de un centro de investigación en las afueras de Ennis y su posterior hallazgo (todos apiñados, desnudos, congelados y muertos) es el acto que desencadena una serie de hechos que rozan entre el misticismo de las líricas del Indio Solari y la metodología detectivesca de Scooby Doo. 


Desde los números, una tendencia que crece en importancia en detrimento de la calidad del producto final, el éxito de la cuarta temporada es arrollador. Promedia un total de casi trece (13) millones de televidentes. Muchos más que la primera temporada, emitida hace 10 años. 


Esta entrega, más corta a diferencia de otras, cuenta con 6 partes. Personajes con pasados oscuros que los atormentan, policías dedicados full time a su trabajo dejando de lado su vida personal y una comunidad originaria tratando de erradicar la mina que contamina las napas serán parte también del paisaje, de la trama y las historias adyacentes de Ennis. 





A diferencia de otras historias dentro del mundo True Detective, este universo ideado y llevado a la nieve por parte de Issa López tiene al departamento de policía de Ennis completamente fraccionado desde el comienzo hasta el fin y plantea un escenario donde los policías del mismo son más forajidos que agentes de la ley. 


Otro punto a destacar de Night Country es que, si bien en otras historias había un hilo conductor más cerca de lo racional, más cerca de una secta que de una entidad misteriosa y etérea, se lleva al televidente al punto de creer realmente que no hay explicación lógica por fuera del plano paranormal. Si Hitchcock decía que “es mejor insinuar que mostrar”, Issa López lo llevó hasta el extremo, el extremo ártico




Por eso sostengo que, si bien cumple con los estándares de la marca True Detective, apela sobre el final de la temporada a mantenerte cautivo hasta el último minuto con algunos sucesos terribles. La temporada ¿final? de True Detective está más cerca de una episodio de Scooby Do que de lo que supo ser. 


La historia y su supuesto desarrollo quedó atrapada en el hielo de Alaska.

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