El miércoles 20 de noviembre por la noche se logró aprobar el proyecto de ley que garantiza el cupo de mujeres y disidencias en los festivales, el cual debe de cumplirse con al menos un 30% de su participación dentro de cada grilla.
El proyecto había sido impulsado por la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti junto a un colectivo de músicas femeninas. Con 133 votos afirmativos, 5 negativos y 6 abstenciones en la noche de ayer la Cámara de Diputados sancionó la ley y logró sumar un derecho más para todas las mujeres y disidencias que forman parte del mundo artístico y exigían un espacio en la Argentina.
La senadora lo anunció en sus redes diciendo: “Hoy nuestro país tiene más derechos que ayer. Gracias a la lucha colectiva e inalcanzable de todas las mujeres artistas que vienen avanzando y conquistando derechos que nos hacen una sociedad más equitativa”.
Es una realidad que el porcentaje de mujeres músicas y trabajadoras en la industria musical da un porcentaje menor al 15% según el INAMU (Instituto Nacional de la Música) y esto se corresponde al poco espacio que se les brinda. De la mano a la lucha feminista y la exigencia de derechos para las mujeres y disidencias, tales como la despenalización del aborto entre otros, la necesidad de una ley que exija un cupo femenino en los festivales y eventos culturales de nuestro país se hizo escuchar. El proyecto en su encabezado menciona que “tiene como objeto regular el cupo femenino y el acceso de las artistas mujeres a los eventos de música en vivo que hacen al desarrollo de la industria musical".
La lucha de las mujeres a lo largo de estos últimos años estuvo muy acompañada por esta iniciativa, dado que muchas de ellas en sus propios shows o mismo cuando tuvieron la posibilidad de encabezar festivales remarcaban la necesidad de un cupo femenino mediante denuncias públicas y acompañadas por el público. No sólo fueron las mujeres músicas quienes ejercieron esta presión, también muchos medios alternativos y periodistas mujeres hicieron hincapié en esta cuestión dando apoyo a sus compañeras. El cambio, que si bien no iba a ser progresivo, empezó a inundar la cultura musical con mujeres por propia imposición acompañada de una necesidad de la coyuntura actual.
Uno de los casos relevantes que generó gran malestar en el público y un cambio de pensamiento al respecto, fue con el Cosquin Rock. Frente a las duras críticas recibidas por su conferencia de prensa donde habló de la escasa cantidad de artistas mujeres de calidad para llenar el cupo en la edición pasada, el productor José Palazzo se reivindicó con una grilla totalmente renovada en todos los aspectos. Principalmente porque la presencia de mujeres se hizo notable aunque también brillaron por su ausencia algunas de las principales personalidades musicales femeninas del momento.
Era hora de que una industria tan grande como lo es la musical en nuestro país haga oídos sordos a los prejuicios y abra aún más puertas a las mujeres que tienen todo para dar. Quedó demostrado una vez más que las mujeres tienen la fuerza suficiente como para hacer temblar un Congreso y conseguir más derechos. Ahora sóla queda esperar que figure en el boletín oficial y hacer uso de esta ley para todas nosotras.