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Rodrigo Álvarez, parte 1: Creer en lo que haces

Rodrigo Álvarez es de esas joyitas de la escena emergente nacional. Auténtico, cálido, un poco revulsivo. Nos abrió las puertas de su casa para charlar sobre Perro Indio, pero nos fuimos por las ramas.

Hace un calor adelantado, pesado. Transitamos los últimos días de noviembre y llegamos a la casa del papá de Rodrigo Álvarez en el barrio de Barracas. Nos hace pasar, nos convida un mate e intercambiamos algunas palabras informales con él, su papá y Ariel, prensa, amigo y compañero de Rodri. Recordamos alguna nota pasada, alguna charla previa, y después de un rato sacamos el grabador para sumarlo a la conversación que se daba entre mates y anécdotas.


Rodri se abre, después de varios encuentros limitados por los tiempos radiales, hoy encaramos por otro lado, con otra tranquilidad y otra soltura. Y Rodri se abre y nos cuenta sobre lo que va dejando un 2019 difícil para todos y todas, pero que no deja de tener cosas bellas que se mantienen en el tiempo. “Estoy feliz, hice todo lo que quería hacer. Tocamos por todos lados, grabamos el tercer disco, se viene el cuarto en vivo ahora en diciembre, estamos felices”. Nos cuenta con seguridad cuando empezamos a repasar lo que nos deja este año que se termina.


El tipo es auténtico, no quiere caer bien, tampoco lo necesita. La confianza da para que podamos hablar sin muchas vueltas, así nos cuenta que lo que se viene tiene que ver con sus ganas. Es un tipo libre y que vive en clave musical, creo que es una de las cosas que uno se lleva después de charlar largo rato con él. Rodrigo Álvarez respira música todo el tiempo, la siente y la prioriza por sobre todo, eso también lo para con firmeza frente a los que le bajan el precio a una escena local que tiene mucho para mostrar.

¿Por dónde va lo nuevo de Perro Indio?

“El género Perro Indio es muy personal nuestro, va a sonar a eso. No usamos efectos. Grabamos como tocamos, crudo. Quizás tenga nuevos ritmos, algún boogie distorsionado, pero siempre grabamos igual”.


Rodrigo compone y escribe las canciones de la banda, y aunque comparte gustos musicales con sus compañeros, él está fuertemente influenciado por el blues del exterior. Nombres como Robert Johnson, ZZ Top, los Stones, Zeppelin o quien para él es el más grande de todos, Rory Gallagher. Lo interesante de esa influencia, es que la música de Perro Indio y de Rodrigo como solista tiene un alto tinte nacional. “A la hora de tocar, tocamos lo que sentimos, y somos de acá, como no vamos a sonar a algo argentino”. Clarito.


Sobre la difusión:

Los tiempos cambian, y si bien él parece estar chapado a la antigua, está muy al tanto de las decisiones que toma y de cómo se mueve hoy el consumo musical. “Un disco hoy no da dinero. A mí el disco me gusta por su presencia física. Pero hoy cada cien veces que se escucha un disco por internet, se escucha una en físico, hay gente que lo compra y lo guarda como recuerdo”. Eso no le impide la decisión real de sacar el físico, pero es muy consiente de cómo viene la mano. Y la carga crítica cae sobre los propios músicos del under, “Hay bandas que apuestan al EP, pero le quitan el mérito, y te voy a explicar porque. Vienen y te lo regalan y te dicen “Tomá, es así nomás, es un demo”, yo nunca te voy a dar un disco mío y decirte eso. Estoy seguro que se esforzaron un montón para grabar eso, pero es una cuestión de seguridad, de creer en lo que uno hace. No podes creer que por ser un EP vale menos. Yo valoro a los músicos, me duele que me vengan a explicar lo mal que va a sonar en tu casa. No me dan ganas de ponerlo, escucho todo, pero no me gusta que me digan eso.”


Rodrigo rápidamente se mete en el tema de la independencia y su modo de vida. Aclara que si con su carácter se puede, puede cualquiera. Porque lo primero que plantea es que el músico debe creer en lo que hace y ahí fortalecer su postura frente a la escena musical. La crítica a las discográficas existe, pero puntualiza en los músicos que venden su libertad por un contrato, “A mi tener mucho dinero no me importa, tengo el poder de decir “no acepto”, me han llamado y no he aceptado. No tengo una vida de lujos viste, pero hago lo que quiero. La libertad de ser como quiera no tiene precio. Convivo con Perro Indio y mi carrera solista, y vivo de esto. Hay que ver qué vida quiere llevar cada uno, yo soy rico en otros aspectos, y muy rico”.


La charla sigue y no podemos evitar hablar del presente del rock, el género está en un momento donde se debate si murió, cambió o está vigente. La escena emergente plantea un presente, en el mainstream parecen primar otros estilos. Para Rodrigo es una forma de vida, y cree que el género mutó, aunque no se siente parte de esa nueva cara que muestra, “Dejaron de hacer música que les gusta para hacer lo que vende. A muchos no les gusta lo que están haciendo”. Sentencia en un momento.

“Más que la música, lo que está muriendo es la capacidad de crear. Yo me doy cuenta cuando una canción está escrita para la tribuna, es una falla que tuvimos acá hace años y hoy estamos pagando los platos rotos”. Y agrega que Perro Indio hace música para ellos mismos, y quizás en esa autenticidad, en esa verdad propia es que el público se conecta. Al fin y al cabo, buscamos en algún punto que lo que nos dice el cantor sea su verdad, no algo inventado. Lo sabemos en tiempos donde varios ídolos han perdido máscaras morales, desilusionando a sus seguidores y seguidoras.


Aún pese a nuestro humilde análisis, para Rodrigo no hay una explicación lógica sobre la conexión con quienes siguen a Perro Indio, aún así se anima a tirar alguna idea, “Estoy seguro que los que vienen lo hacen porque creen que estoy diciendo una verdad, no la única verdad, pero si estoy cantando la mía”. Y aclara que la falta de bandas que tengan el estilo de líricas de Perro Indio también puede ser un motivo para que una parte del público se encuentre con ellos.

“Hay algo en el aire cuando yo toco, que lo genera la gente también. La gente se agrupa, hay una onda terrible, es algo hermoso. Ese es uno de mis orgullos más grandes, generar eso con la música”.


Cambiamos el agua del mate y seguimos, nos metemos en su carrera solista, “Como solista hago lo que quiero, esa es la verdad”. Su perfil a viola y voz le da mayor sencillez para trabajar, o para mover la logística, que a veces impide movilizar a todo Perro Indio. Los temas se encuentran, en diferentes formatos y con distintos matices, pero se encuentran.”Desde hace diez años le di una vuelta más profesional”, aunque aclara que le gusta lo que surge de improvisar, de encontrarse ahí, cara a cara con la gente y ver adonde lo lleva esa vibra.


“Por el lado de Perro Indio, soy el único que no labura de otra cosa. Los chicos saben que es mi modo de vida, espero que en algún momento sea de ellos también, pero sé que tienen que pasar por un proceso que yo pase hace tiempo, tenés que elegir esto y no todos están dispuestos a pagar el costo”. Es muy consciente del costo, no tiene una vida de lujos, lo sabe, pero como menciona más arriba, es rico a su manera. "Yo estoy todo el día creando cosas, me gusta sentarme a escribir y componer todo el tiempo. Pago el costo, dejo muchas cosas de lado para hacer esto. Yo si no toco no respiro, pago el precio para tener esta libertad para vivir”.


Además de la composición y la música, se toma su tiempo para la lectura, y ahí crece su lado creativo, “Me encanta leer, me regalaron en el sur dos libros, un pibe que viene a todos los shows, uno es sobre los mapuches. Eso le aporta a mi creatividad, me gusta entender, que te dejen cosas ejercitando ahí arriba”.


Parte 1

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