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Rodrigo Alvarez, parte 2: Las que dan status son las bandas

Segunda parte de la nota con el cantante de Perro Indio, charlamos sobre política, los medios de comunicación y su vida en la música, entre otras yerbas.

Ya pasamos los dos o tres termos de mate, cambiamos varias veces la yerba, pero la charla sigue fluyendo hacia distintos lugares. Rodri se presta, charla con la autenticidad de alguien que no tiene nada que ocultar, habla con esa sabiduría que te da la vida, la ruta, los golpes. Como mencionamos antes, tiene bien en claro el camino que eligió, y ese camino tiene sus cosas, pero prioriza las buenas, “A mí las cosas más hermosas me las generó la música, no se vivir de otra manera. Creo que por eso también la gente con que laburo me sigue, saben dónde estoy parado”. Agradece siempre a su viejo, presente, ahí en una casa repleta de discos, y agradece el apoyo incondicional para no imponerle una forma de vida cuando el eligió la música como camino.



Cuando charlamos sobre la convivencia de sus dos proyectos musicales, los caminos se cruzan. Quizás sean parte de la misma historia. Perro Indio es una banda, conformada con una estructura que como bien sabe Rodri, depende de él como motor. Quienes forman parte del grupo confían en las decisiones que toma, pero también es real que el esfuerzo y la logística para movilizar a todo el grupo no es sencilla. Ahí es donde aparece Rodrigo Alvarez solista. Es su cara musical cuando tiene ganas de hacer algo que excede las posibilidades actuales de Perro Indio. “Yo te digo “vamos mañana al sur a tocar a Puerto Madryn”, pero los pibes tienen familia, laburo, es lógico que no puedan. Soy el único que vive como quiere”. Y aclara que a pesar de eso se mantiene con un ritmo muy activo. No deja de aclarar que el consumo te mata, más allá de la muerte física, te mata la cabeza, “No tomo cocaína, no fumo marihuana, no escabio, porque sé que el cable que se te quema, se te quema. Por más que lo emparches, no lo arreglas”.

Como nos gusta el tema, nos metemos en política, como Rodri sabe que hay buena leche, no esquiva el tiro. Le consultamos por este contexto y el hace un análisis diferente al nuestro, desde su día a día como artista, como músico. Para el siempre pasó lo mismo, y nos revela que algunas canciones que incluso nosotros creíamos que habían sido compuestas en estos últimos años macristas, fueron hechas hace muchos años, "para todos, los músicos somos los últimos del escalón. Yo soy un ignorante en la materia, ¿Por qué iría a votar? ¿Sirve que vote un ignorante en esto?, todos tenemos derecho de ir, no obligación. Yo elijo no ir, no voy a votar al que menos me va a robar. No me la creo, no les creo el verso, si no viven como nosotros, ¿Cómo les voy a creer?” Igual no es cerrado, pregunta, habla mucho con el padre sobre el tema, pero no lo convocan, espera que algún día desde la política llegue una respuesta para las y los artistas independientes.


Sobre la escena emergente


Como charlábamos anteriormente Perro Indio funciona. A su ritmo la banda va creciendo, llega a estos tres años en plenitud, con dos discos de alta calidad y un público que crece día a día. Todo eso motorizado por la cabeza de Rodri que mide cada paso que da con la banda y ha conocido lo mejor y lo peor de la escena emergente.


Discutimos sobre los lugares para tocar, el robo a las bandas emergentes que deben pagar muchísimo dinero para tocar en los espacios reconocidos de Capital Federal creyendo que tal o cual lugar les dará algún tipo de status, entendemos que la lógica es otra, compartimos una lectura que debe cambiar, y para eso debe cambiar la forma de trabajar de algunas bandas al momento de ir a estos lugares.


¿La opción? Moverse, la fecha de cierre de año de Perro Indio es en San Justo, la semana pasada el tocó en Lomas del Mirador, pero como bien aclara Alvarez, no todas las bandas se mueven de la Capital para tocar. Igualmente la crítica a los espacios no está ausente, faltan lugares accesibles, la lógica debería cambiar. “El músico sigue siendo el único laburante que paga para trabajar. Se tienen que ir todos a la mierda esos tipos, si nos organizáramos todos los músicos, no les pagamos más”. Y agrega que al vivir de Perro Indio, y haber gente que depende de él, no puede dejar una millonada de plata en un lugar con nombre. Además de lo que planteábamos anteriormente, si crees en lo que haces, no te bajas los pantalones.

“Los lugares no dan cartel, ¡Las bandas dan cartel a los lugares! Pero está pensado tan bien, que nos comimos que los lugares nos dan cartel a las bandas. Las bandas tienen que ganar seguridad, no hace falta tocar en lugares que se vienen abajo”.


Rodri hace hincapié en esto, su modo de trabajo y de vida le ha cerrado algunas puertas, pero le abrió otras más importantes. Hace poco tocó en Bahía Blanca y no lo dejaron pagar el lugar, volvió a tocar gratis para un comedor. El circulo lo llena, y tiene una energía que vale la pena sostener. El arte es político cuando cambia la lógica de un sistema que está aniquilando bandas a diario. En ese esquema Rodri propone otra cosa, y eso no lo llena solo a él, sino a quienes han comenzado a creer en su canto como una verdad posible.


“Es cuestión de creer en lo que uno hace, ese es el primer paso. Después hay que aprender de todo lo que están haciendo. Las bandas creen a veces, pero no se dan cuenta de lo que valen. El sistema existe, hay quienes están a favor, los que están en contra, y los que eligen ser un cero a la izquierda”.


Nos dice igual que no cree en la propuesta del todos juntos, porque también ve que no es auténtica. Al menos le ha tocado cruzarse a muchos que no respaldan sus palabras con hechos. Pero cree en su camino, y le gustaría que otras bandas lo tomen como algo válido, una forma de encarar la música, de llevar adelante una banda.


El rol de los medios


Al hablar de los medios Rodrigo es crítico y a la vez agradecido. Ha tenido experiencias variadas, desde espacios donde se sintió cómodo para charlar, a lugares donde la búsqueda del título o la polémica lo incomodaron y sintió que le faltaron el respeto. Para él se trata de una relación simbiótica, medios y bandas se necesitan mutuamente, aunque medios “grandes” o hegemónicos no le den importancia a la escena emergente, el crecimiento es desde el pie, como dirían, y Rodrigo recuerda donde lo trataron bien y tuvo lugar para expresarse libremente.

Uno de los temas inevitables es pensar en la relación con el público de Perro Indio. La cantidad crece día a día y sin embargo la cercanía que propone Rodri se mantiene. Hace foco en lo lindo de ese amor que recibe de la gente y se abre para contarnos algunas cosas que fueron parte de su camino y hoy puede expresarlas libremente, “tengo una relación muy linda, me estoy llevando muy bien con todos y estoy en un gran momento personal. Yo sufro de fobia, me costaba mucho antes acercarme a la gente, hasta me costaba tocar. Tuve que hacer un tratamiento psiquiátrico. Pero después, me pasan cosas hermosas, sumamente fuertes”. Lee cada carta, cada mensaje, recibe cada abrazo, cada beso, cada palabra de aliento. Se trata de un cariño mutuo y real que da a cada recital de la banda esa camaradería que vemos en las caravanas de grandes bandas como fueron Los Redondos o se sigue viviendo en cada banquete de La Renga, ese amor colectivo y ese bienestar constante en cada ladrido.


El sostén de esa relación pasa mucho por cada show, pero también Ariel tiene un rol importante, ya que le hace llegar cada mensaje que reciben en las redes de la banda. Rodrigo no tiene ya ninguna, está al tanto, pero no las consume. Ariel es ese puente que conecta a través de las vías digitales, el resto es cara a cara, en shows y encuentros.


Mirando hacia adelante Alvarez ya sueña y tiene algunas ideas. Un Teatro, algún material audiovisual en vivo y el próximo disco de Perro Indio. Además, desea poder sacar algún viaje más con la banda, “eso nos une mucho. Una gira te pone en crisis o te fortalece”. Y el deseo de que la cosa vaya mejorando para que cada persona que labura en la banda se lleve un mango más.


“Confían en mí, saben que nunca les voy a fallar a nivel personal ni artístico”. No les voy a mentir, la charla siguió, mucho más tiempo, pero eso quedará entre nosotros.

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