La "ruta experimental" que une con música la búsqueda de lo colectivo y una reflexión obligada frente a los males que nos acosan como mundo.
Pearl Jam no para de sorprendernos. La legendaria banda estadounidense puso fin al silencio discográfico con la salida de su nuevo proyecto Gigaton (2020). A principio de año, a modo de juego enigmático, la banda publicó en sus redes una serie de imágenes algo confusas. Luego nos enteramos que un próximo disco se aproximaba, así llegó "Dance of de Clairvoyants", primer sencillo. Todo esto en un lapso de tres semanas.
Aunque la espera se hizo larga y la pandemia se entrometió, Gigaton (2020) llegó a nuestros oídos el 27 de marzo. Un disco que destila bronca, una mirada crítica acerca de un posible futuro distópico, ¿distópico? Cada vez lo que creemos ciencia ficción se asemeja aún más con la realidad. "Hacer este disco ha sido un largo viaje" contaba McCready hacía unos meses, un viaje "experimental". Notorio. Se vió una faceta de Pearl Jam que acapara modernidad y grunge, pero más tirado a un rock experimental. Un disco fresco de los de Seattle pero que no logra superar la visceralidad de Ten (1991). Treinta años pasaron casi de este disco que dio inicio a la travesía que hoy encuentra a Pearl Jam como una de las grandes influencias en la escena del grunge.
Pero volviendo a Gigaton... "Who Ever Said", la canción que da inicio al disco ya con un sonido celestial: la exótica presencia de una calimba africana. En su letra, una lluvia de declaraciones, que dejan en claro como la comodidad no es digna de entrar en la casa. "Whoever said it’s all been said / Gave up on satisfaction" (Quien dijo aquello de que está todo dicho, dio de lado la satisfacción).
De la mano de una crítica pesada salió del horno "Quick Escape", esta vez fue el turno del actual presidente estadounidense Donald Trump a quien se lo acusa, en un mundo ficticio, de un desastre natural y muchas atrocidades a nivel global. ¿Qué tan alejado de la realidad se encuentra esto en verdad? "Crossed the border to Morocco / Kashmir then Marrakesh / The lengths we had to go to then / To find a place Trump hadn’t fucked up yet"(Cruzamos la frontera hacia Marruecos, Cachemira y Marrakech, la distancia que tuvimos que hacer, para encontrar un lugar que Trump no hubiese arruinado todavía)
También hubo lugar para el minimalismo musical, "Alright" fue la canción que brindó el mensaje de introspección:
"It’s alright to be alone / To listen for a heartbeat / It’s your own / It’s alright to quiet up / To disappear in thin air / It’s your own"
(Está bien estar solo, escuchar un latido, es tuyo y está bien callarse. Desaparecer en el aire. Es tuyo)
Para romper un poco con el mensaje crítico sumaron "Retrogade", una balada que muestra el sentimentalismo del disco. Más intimista, como se los pudo ver con "Nothingham" allá por los 90'. Un sonido sensacionalista, un Eddie Vedder que se lleva más por la música y las sensaciones que por la letra en sí. Además de protagonismo incesante de McCready.
"River Cross", "Seven O’Clock", "Never Destination", "Take The Long Way", "Buckle Up", "Come Then Goes" y "Superblood Wolfmoon" completan la lista de este disco que dura casi una hora reloj. Musicalmente la propuesta es variada pero no sorprende. Se nota la soltura con la que los músicos manejaron la composición y también la experimentación a la que tanto hicieron énfasis en sus entrevistas.
El mensaje del álbum es claro, en un mundo casi apocalíptico los males están al asecho. Este disco lleva como bandera una crítica constante pero constructiva. La búsqueda de la consciencia social, de lo colectivo, la introspección. Si bien se retrata todo en un hilo ficticio, es un mensaje lleno de verdades. Acercan un mensaje reflexivo, a conciencia. Invita a pensar. Algo bohemio. La propuesta de Pearl Jam, metafóricamente hablando, es sumamente interesante.
Este disco si bien no es nada que no podamos esperarnos, es sinónimo de resistencia y fortaleza. Treinta años de carrera reflejados en un sonido sólido y firme. Lo mejor de todo: hay Pearl Jam para rato.