Una de las bandas más importantes del thrash a nivel mundial lanzó Generation Antichrist, un disco que apela al sonido primigenio y revalida el presente de los británicos.
Luego de un polémico disco en 2013, Onslaught estaba en el ojo de las críticas. El metal no atraviesa su mejor momento a nivel mundial y la vara para los grupos históricos se pone cada vez más alta. Todo este contexto no melló en el nuevo trabajo de los británicos, que lanzaron Generation Antichrist, su séptimo disco, con un poder y una solidez envidiable. Volviendo a sus bases, apelaron a esa mixtura thrash punk violenta que las posicionó como una de las nuevas referencias allá por los años ochenta.
El desafío para los oriundos de Bristol era doble. No solo debían superar lo hecho en VI, sino que además, enfrentaban un cambio de cantante. Dave Garnett llegaba para reemplazar a Sy Keeler con muy poco tiempo de preparación. Uno de los responsables de sacar lo mejor del nuevo vocalista fue Pete Hinton, quien produjo el trabajo de Garnett en el estudio. "Pete es tan relajado, pero genial en el estudio y fue una influencia tan tranquila para Dave. Se llevaron bien de inmediato y Pete consiguió una gran actuación de Dave”, explicó Nige Rockett, miembro fundador de Onslaught al medio American Songwriter. Cabe destacar que Garnett no solo logró consolidarse al frente de las canciones del disco, sino que además lo hace con autoridad y firmeza en una trama de sonidos particularmente violenta.
Otro de los puntos destacables de Generation Antichrist para darle nueva vida a la banda fue la participación de Daniel Bergstrand. El productor sueco cuenta en su historial a bandas como Behemoth, Meshuggah, Dark Funeral o Dimmu Borgir. Logró sacar de Onslaught un sonido pesado, contundente, pero que no pierde nitidez. Además, para lograr un sonido más crudo, se alejaron de los pro tools, las muestras previas de batería y grabaron a la vieja usanza. Esto tuvo como resultado el “álbum de thrash metal más brutal y agresivo jamás hecho”, como buscaba Rockett.
“Discutimos la dirección antes de comenzar a escribir, ya que los dos últimos álbumes eran algo técnicos, queríamos ir en una dirección diferente porque nunca queremos hacer lo mismo una tras otra, así que decidimos quitar las cosas a nuestras raíces para este. De hecho, escribí algunos riffs en 1983 que se guardaron. Volví a verlos y pensé en sumarlos al nuevo materialpensar en el nuevo materialDe hecho, escribí algunos riffs en 1983, que se guardaron y miré los que me hicieron pensar en el nuevo material”, fue otra de las declaraciones del guitarrista fundador a American Writer. Una de las canciones con raíces en los ochenta que fue producida para este disco es “Strike Fast Strike Hard”, donde la combinación entre el punk y el thrash está a la vista, dándole una velocidad y un impacto perfecto.
Pese a que el contexto mundial de pandemia y suspensión de shows en vivo cambió un poco los planes de la banda, Onslaught no se detuvo. Generation Antichrist es una bocanada de aire fresco para una banda que podría haber tocado su marcha fúnebre con este séptimo material. Una muestra más de que el metal vive y se defiende del ostracismo del tiempo.