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Foto del escritorCielo Manzi

Silencio en los Premios Gardel 2020

Una edición particular. Nuevas caras, nuevas camadas, un Gardel de Oro merecido, pero ninguna mención a la crisis que atraviesa la industria musical ni a la #EmergenciaCultural.

La edición 2020 del festival que premia a la música desde la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas se suma a los eventos streaming que se vienen desarrollando en este contexto. Una noche emotiva, con nuevas caras en la música y una edición que finalmente decidió no diferenciar por el artista y su género, sino por su producto, la música. El año pasado había sido ya una edición que dio que hablar, luego de que Marilina Bertoldi fuera galardonada con el Premio Gardel de Oro. "Tras 19 años volvió a ganar una mujer y encima lesbiana", decía en aquel entonces.


No solo la revelación de muchos artistas nuevos, como Wos, Trueno o Lucy Patané (quien se supo llevar sus reconocimientos) o el Premio Gardel de Oro para David Lebón hicieron de esta noche un evento épico. La cantidad de fusiones musicales que derivaron de estas nuevas caras en las ternas hicieron de la música un lenguaje diferente. Desde Marilina junto a Cazzu haciendo un doblete con "Bounce" y "¿O No?", hasta una orquesta de tango que acompañaba a Nicky Nicole. Además, un sinfín de homenajes muy emocionantes; uno de los más llamativos e interesantes fue la versión de "Ana no Duerme" (Luis Alberto Spinetta) realizada por David Lebón, Mateo Sujatovich (de Conociendo Rusia, e hijo de Leo Sujatovich, de Spinetta Jade) y Lisandro Aristimuño. En un interludio necesario apareció Wos, quien supo adecuar su modernidad a la canción. También fue muy emotivo el cierre del evento de la mano de Valeria Lynch, quien interpretó "Te Quiero Tanto", en homenaje a Sergio Denis, junto a Poncho y Mariano Martínez.


Una noche emocionante, pero vacía.


Llena de música y transformaciones musicales. Pero vacía de contenido, vacía de conciencia. Porque los festejos y reconocimientos son necesarios, pero el olvido no. Mientras condecoramos a estos artistas, tenemos un sector vulnerado y marginado, un listado de laburantes que hacen a la música parte de su labor y cotidianeidad. Trabajadores de producción, prensa, asistentes, iluminadores, sonidistas y hasta un amigo que aguanta los trapos atendiendo el kiosquito en el show de los pibes. Y nos quedamos cortos.


Hay una pandemia que azotó en todos los aspectos a la vida que conocíamos como "normal", pero seguimos haciendo oídos sordos a las cuestiones que "porque no nos tocan de tan cerca" no nos incumben, y sí, la verdad que sí nos incumben. Hoy el mundo musical lo mueven todos. Hasta quienes consumen y escuchan música hacen que hoy estemos levantando un premio. No solo son los medios o la plata. Entonces, ¿quién se acuerda de todos ellos en esta coyuntura?


Actualmente la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia se encuentran en Emergencia Cultural, porque no solo el problema gira en torno a que los músicos no pueden tocar en un show con público. El problema también está en todo lo que hace que ese show, ese evento, esa jam o esa fiesta sea posible. Locales bailables, centros culturales, pubs o barcitos de barrio, entre otros, no tienen cómo subsistir frente a la pandemia. Y como sociedad no estamos tomando conciencia de eso.


Miles de trabajadores de la cultura y también de la música están en situación de marginalidad por una cuestión que les excede y hoy no es tema de agenda. Levantamos las copas para festejar y acompañar a los músicos que están siendo premiados y seguimos disfrutando su música. Pero no podemos hacernos los distraídos frente a una situación que nos toca muy de cerca. Porque en algún punto todos empezamos de abajo. Resulta inentendible pensar en cómo dentro de esa fiesta llena de diversidad musical y cultural como fueron los Premios Gardel, no hubo un segundo para pensar y acompañar de alguna manera a este sector. El silencio no es opción y el cambio tenemos que empezarlo nosotros utilizando todos los medios que estén al alcance.


Nosotros quienes hacemos eco de estas necesidades, nosotros quienes hacemos música, nosotros los consumidores, nosotros los que acompañamos de una u otra manera a la música como vida, como trabajo o como pasión. Queda en responsabilidad de todos los trabajadores de la cultura seguir levantando la bandera de que al arte se lo defiende y de que todo eso es político. Luchar por seguir construyendo la cultura, seguir produciendo estos certámenes y seguir teniendo músicos que decidan apostar por lo que producen.


Hoy reivindicamos a la música y la premiamos, pero eso es fruto de que la industria funcione como corresponde. Para eso también es necesario el apoyo de quienes hoy pueden estar llevando su mensaje a la tele, a los medios o a una premiación como la de los Premio Gardel, así como un espacio en una producción que sabemos será vista por muchas personas para que se haga eco de cómo está la cultura y la industria en este momento. A la cultura la hacemos entre todos, por lo tanto nos corresponde también defenderla.


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