Perro guardián de la rima y poeta ácido que retó al mismísimo diablo a un duelo y lo venció, cayó de un décimo piso en circunstancias que aún hoy se hunden en el misterio. La historia del artista que sacó filo a sus palabras y cortó a más de uno.
Un 20 de enero, pero de 2015, se encontraba el cuerpo sin vida de Tyrone González, conocido por el mundo como Canserbero, en las afueras de Maracay, Venezuela, tierra que lo vio crecer y donde paradójicamente firmara sus únicos dos discos: “Vida” (2010) y “Muerte” (2013). El resto es historia.
La vida de Tyrone estuvo envuelta por la tragedia y la violencia: perdió a su madre a temprana edad y tuvo que presenciar el asesinato de su hermano por parte de su padrastro, ya que ellos vivían repetidos episodios de violencia familiar. Todas estas vivencias se verían reflejadas en las primeras canciones de Canserbero, que tristemente acabó en su muerte de la misma forma en que vivió la vida.
Existen muchas versiones sobre su muerte: que se lanzó al vacío fruto de una depresión que lo venía atormentando, que sufría esquizofrenia, que fue empujado en caída libre luego de una discusión por un supuesto triángulo amoroso. Posteriormente (o antes del salto) uno de sus mejores amigos, Carlos Moinar, murió luego de ser apuñalado múltiples veces en el mismo apartamento. Al día de hoy solo hay versiones de los hechos, pero nada concreto.
Dueño de una voz grave, como la prosa de sus canciones, le bastaron 26 años para ser considerado uno de los raperos más importantes de América Latina y probablemente el más importante de Venezuela. Crítico del gobierno de turno, ironizó varias veces en contra de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, fiel espejo de la vida en los barrios bajos de su país y verdugo dialéctico de los raperos de poca monta.
De la obra de Canserbero podemos mencionar las canciones más famosas como “Pensando en Ti”, “¿Y la Felicidad Qué? , “C'est la mort”, “Maquiavélico” y “Jeremías 17-5”. En “Vida”, su primer disco, el rapero crítica (y atiende) a sus colegas que usan la música de protesta para dársela de todopoderosos, impolutos, dueños de la verdad, siendo todo esto una fachada para tapar sus errores del pasado.
En “únetenos”, canción del disco, dice “el rap no debe ser de gangsters, el rap debe construir”. La tragedia es convertida en energía para llevar su palabra entre ritmos y cajas del Hip Hop. La connotación de “Vida” no es la de la vida en sí, sino el recorrido que nos lleva al lugar que ocupamos y a la persona que somos. Él es un anónimo en sus propias canciones, un mero ejemplo o el cuerpo que sirve de excusa, su don se encuentra en encontrar las palabras para las situaciones, de eso se trata este disco, que aparte de ser consagratorio sienta precedente para su segundo y último disco.
“Tu no puedes maldecirme porque yo ya estoy maldito”
“Muerte” es el último trabajo de Canserbero, que aparte de ser premonitorio, contiene en “Es Épico” una de las canciones más surrealistas del rap en castellano. Durante 6 minutos reta a una batalla de rap al mismísimo diablo y en la que con la elegancia y la retórica que caracterizan al guardián de las puertas del infierno pasea con su prosa a Satanás. Que osadía abrir un disco así.
Otros puntos salientes de este proyecto son “En el Valle de las Sombras”, en un beat acelerado donde el flow del Can cierra de comienzo a fin. “Te ofendo con sinceridad o te miento por educación”, es una de las mejores líneas de todo el disco. “Maquiavélico” es quizás el ensayo más instrospectivo y frágil, como quizás pocas veces hemos escuchado al músico. En “Mundo de Piedra” se revela el secreto de la obra de Canserbero: es tan actual la temática que sirvió en 2012 y servirá en 2032.
Para cerrar el disco, su obra y casi con su vida, Canserbero elige a “Jeremías 17-5” donde ensaya un rap agresivo, lleno de ira, donde hace catarsis y se refiere a todos los que le fallaron. Así suenan los últimos compases de un disco muy denso, oscuro pero real, que retrata sobriamente la mente del Can por esos años.
Un disco fundamental de un artista fundamental.
Comments