Mucho marketing, demasiadas expectativas y números monstruosos, pero, ¿hay algo con qué quedarse luego de esta sesión de 4 minutos?
23 millones de comentarios después salió la bendita sesión número 23. En el medio hubo mucho pero mucho hype (pero del bueno eh), que no se cortó ni cuando Paulo sacó “Plan A” hace poco. Otro día hablaremos de ese crossover entre High School Musical y Linkin Park, si salió bien o si fue un fiasco.
Creo conveniente y sumamente propicio blanquear una situación: nunca me gustó ni me gustará Paulo Londra, AKA el cordobés silenciado, y solo soy un gordo que come medialunas y desayuna whisky. Soy de esa clase de gordos, los haters, los que no ven la hora de llegar a su cueva y lanzar hate y resentimiento a cuanto artista se le cruce. Ser gordo es un concepto, no es peyorativo ni agresivo contra otras cuerpas, es una elección y una identidad. Nada ni nadie se interpondrá en mi misión de emitir juicio y descalificar. A ustedes generación de cristal les deseo lo peor, y si lo peor es esta nueva sesión del gran Bizarrap, allá los veo.
Quizás lo más divertido, hasta un punto, fue todo lo que rondaba alrededor de quién era ese artista 23 que arruinaba la continuidad de las BZP Music Sessions (que ya van 49). Finalmente el misterio ha sido desvelado y si cabía la duda de que era Duki, pues se acabó el misterio amigues. Yo pediría que se devuelvan los 23 millones de comentarios a cada usuario y hacer algo mejor para nuestra patria con eso.
Fuera de joda: amén del hype y lo esperada de esta sesión, hay un hilo interesante para tirar. Hace un tiempo que los artistas miden su éxito y "valor" en la escena a partir de sus números en las redes. Hoy los algoritmos son más importantes que hacer algo perdurable en el tiempo. Esta foto en IG en la que se pidieron los comentarios probablemente rompa todos los records de la red social, ¿pero y la música? ¿Qué música? Boludo, ¿no te acordas que sacaron un tema? Ah sí, una cagada.
Tampoco es que tengamos tanto para analizar, probablemente esta reseña se pierda en un abismo de contenido sin sentido mientras viajás en bondi a zona sur, estás en el consultorio esperando que el dentista te haga doler o simplemente estás ignorando al goma de tu amigo que te cuenta por quinta vez la misma historia. Lo cierto es que una canción, una canción de rap/hip hop en el mejor de los casos, de un cordobés que si lo apurás mucho pide la independencia de su provincia, es libertario y dice que el bitcoin es el futuro. Ah, y que tiene menos interpretación lectora que los boludos que se enojaron por autollamarme gordo, porque lo de no leer el contrato fue la frutilla del postre.
Estuvimos hablando casi toda la noche con el equipo de redacción, editores de videos, prensas, periodistas y demás colegas de Resistiendo con Ideas sobre si era ético o no, si estaba bien o si exponíamos a nuestra amada audiencia ante la catastrófica sesión que salió ayer a eso de las 19 hs. Porque poner que era una reverenda poronga nos pareció mucho. Luego de una jornada de más de 14 horas de debate, llegamos a la conclusión de que Miranda es la banda de pop más icónica de los 2000 (banda de la que me autopercibo el fan número uno).
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