No todo es fanservice en la música.
El encuentro del productor argentino y el músico tendencia mexicano trajo una music session un poco de la nada, con sorpresa para los seguidores de Bizarrap y sensaciones positivas para los mexicanos.
Me gusta que Biza salga de la agenda que le movía la aguja últimamente, más pendiente de la farándula y sus historias (con el affaire de Shakira-Piqué terminando de cicatrizar) y continúe su búsqueda como productor, que lo llevó a ser el número uno, aún sin los números.
47 millones de vistas en cuatro días, están en todos los charts del mundo y número uno por tercera vez en dos años; todo mérito del productor argentino. Con mucho tino decantó en un corrido (género musical tradicional de México que suele contar historias que van de la tragedia y al amor) y se fue por la tangente con todas las expectativas de sus seguidores (y detractores).
Para los paisanos de nuestras tierras no era lo esperado, ni por lejos; habrá quedado un sinsabor muy grande. Se esperaba una base hip hopera, un trap, un drill o una pinche chingada de ese estilo. Pero no fue, un corrido y uno bien cabrón.
En la historia quedará aquel video de presentación entre el stop motion y sus personajes en un mundo de ratas. ¿Insuación del tipo de público? ¿Casualidad o causalidad? No me pregunten a mi, solo soy un periodista.
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