top of page

Cartelización, mucho flow y poco contenido

Bajo el mote del “Trap” crece una escena que está copando los escenarios del mundo, pero, ¿a dónde llegamos cuando vivimos en un mundo de fantasías gangsters?



Nicki Nicole llegó, en términos de visibilidad y marketing, a donde cualquier artista quisiera estar: el Late Nite Show de Jimmy Fallon. Trueno con su freestyle superó en vistas al mismísimo Eminem y Bizarrap se consolida como unos de los más importantes productores del mundo, ¡con tan solo 22 años! El vaso está lleno de espuma, pero, ¿cómo venimos de contenido?



Es difícil hacer un recorte temporal, pero si queremos pensarlo en términos de fecha podemos poner como piedra basal del “movimiento trapero” el 21 de noviembre de 2017, cuando Khea con Duki y Cazzu hizo “Loca”. Desde ese día llegaron a la primera plana de la escena local cada vez más pibes y pibas. Una cuestión que enfurece a los puristas del rock es que, a diferencia de ellos, estos músicos salieron de competencias, de plazas, de juntadas y no de salas de ensayos como ellos.


La lista de pibes que “llegaron” y han podido potenciar su visibilidad es larguísima: Ysy A. Bhavi, CRO, Acru, Lit Killah, Klan, Cacha, Neo Pistea, Homer el mero mero, Catriel y Paco Amoroso por solo nombrar al mainstream. En un ambiente con una hegemonía muy clara de los hombres se han sabido imponer nombres como los de Cazzu, Dak1llah, Nicki Nicole, Nathy Peluso, Naomi Preizler y Femigangsta.


Temas hiteros, muy pegados y también pensados para la disco por su alto contenido “bailable” los hacen irresistibles al punto tal que les niñes se saben todas sus letras pese a las temáticas de estas. La “cartelización” de estas letras sobre su beat bien groovero casi siempre da cuenta de vidas marginales (aunque el 99% de los recién nombrados no han tenido grandes necesidades en su vida) donde se hablan de “mis perras”, armas, coches y cuestiones más propias de una partida del GTA San Andreas que de su propia realidad. Sobra flow y buenas pilchas pero hace falta en su profundidad, es imposible sostener una escena artística mucho más tiempo si todo resulta en poses, spots e historias de Instagram. Porque condiciones hay y de sobra, por algo Argentina es el mayor exportador de rappers.



Hace unos meses fue noticia que Zaramay fue detenido luego de postear en sus cuentas fotos donde estaba con armas junto a miembros de la banda de narcotraficantes “Los Monos”, en Rosario, en una clara muestra de “te comió el personaje”. Luego tendremos artistas que son realmente lo que cantan en sus canciones como El Doctor, quien da testimonio en sus canciones “sin una puta mentira”. No todo está perdido, existen pibes con una lucidez sorprendente como WOS, alguien que tiene empatía y que le canta a una generación de la cual es parte activa. El trap es el vehículo de expresión y el destino de muchos artistas para darse a conocer; la novedad es lo que nos molesta tanto. El trap es la semiótica de una expresión que se difumina en una retórica que va de las redes sociales a los grafitis de la calle. Insisto, más que un género es un lugar.

Una perra sorprendente, curvilínea y elocuente


Las mujeres del mainstream talentosas y hegemónicas solo se diferencian de los hombres por lo recaudado, aunque a veces sería interesante preguntarles qué entienden ellas por “sororidad”. La escena está planteada en estos términos: Rapper (o Trappers da igual), streamers del círculo rojo, grandes marcas y la industria musical. Sobre los motivos que configuran a las nuevas generaciones en sus actos y sus consumos, invito a algún sociólogo en la sala a hablar un poco más. Lo cierto es que estamos frente a un fenómeno que se vuelve inversamente proporcional en cuanto a popularidad y profundidad. Música de laboratorio.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page