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“Cosas mías”: Las crónicas de una muerte anunciada por Miguel Abuelo

Los últimos momentos del juglar que le ganó un duelo de prosas a Spinetta y que le dio vuelta la cara de un tortazo a Charly García. Problemas económicos, una formación alterna de Los Abuelos y su enfermedad pisándole los talones.

Corría el año 1986 y Miguel Abuelo ya sabía que los músicos que fueron de Los Abuelos de la nada, en lo que acaso fue su formación más célebre, no regresarían a la banda. Un bloqueo económico entre el sello discográfico y el banco lo dejaban con lo puesto y la música era la única forma que conocía de ordenar su sentir.

Cómo, quién, dónde

Siempre bien rodeado, Miguel reúne a Kubero Díaz (guitarras) , Chocolate Fogo (discípulo del gran Cachorro López en bajo), Juan del Barrio (teclados) y a su fiel compañero de ruta Polo Corbella (batería), en lo que en un principio se llamaría Miguel Abuelo en Banda. Alguna mente brillante de las discográficas le recomendaría que use el nombre de Los Abuelos de la Nada para currar un poquito más.

Sin un mango en el bolsillo, Miguel se encuentra como al principio, tuvo que barajar y volver a dar. Así se empieza a formar “Cosas Mías”, el último disco de la vida de Miguel Ángel Peralta.

Amo al lector que entre líneas espía al juglar

Este disco se encuentra atravesado por la enfermedad de Miguel, que con el VIH complicando su existencia ya tiñe con un aire de despedida todas sus composiciones. Es un trabajo marcado por la fina prosa de Miguel, quien había alcanzado la madurez absoluta a la hora de escribir.

Si bien la interpretación de las letras corre a cuenta de quien suscribe, envuelto en un pop alegre, guitarras funk y sintetizadores de vanguardia, las letras viran a mensajes mucho más reflexivos, propios de la introspección que Miguel realizaba en esos tiempos. Sin ir más lejos, “tengo ganas y mañana es muy tarde para mí” dice en Rock and Roll Sobre la Alfombra. Podríamos seguir toda la nota encontrando mensajes de este tipo en “Cosas Mías”.


Fui a las puertas del Edén y encontré todo muy bien

“Cosas Mías”, que inicia con un riff furioso de Kubero (dato al paso: considerado el 15vo mejor guitarrista de la historia del rock criollo), está compuesto por 10 canciones. Alto vuelo musical y lírico, con performances increíbles, como en los sintetizadores de “Cómo, Quién, Dónde”, de Juan del Barrio.

Le sigue una canción súper directa como “Región Dura”, donde todo lo que sospechábamos Miguel lo confirma pasaje a pasaje: “Son mis amigos los héroes, de toda una vida, dulce emoción que traspone la cruel realidad”.

“Rock and Roll Sobre la Alfombra”, una genialidad por donde se la mire, nos regala frases como “catálogos de mundos aquí en mi pieza, deja el rompecabezas, subte a mí”. “Policías y Ladrones” quizás sea la más alegre y naif de todas las canciones del disco.

“No tengo miedo, soy vasto como el mar”, canta en “Padre Soltero”, que retrata esos tiempos donde Gato, su hijo, vivía junto a él, en una aparente paz luego de años tormentosos de relación. Le sigue “Tu Cola Less”, que lo que no tiene de elegante en su nombre lo tiene en su letra: “Todo el mundo sabe bien que cambiar no implica bien”. Letras que siguen vigentes y le calzan justo a la idiosincrasia del argentino.

En el tramo final de “Cosas Mías” llega una poesía experimental y sombría como lo es “Capitán Calavera”, donde la voz de Miguel se desvanece entre la espesura del ruido del mar y un navío que se aleja. “Semental de Palermo” es una canción que Gato y Chocolate Fogo le escriben a Miguel, una postal de esos tiempos de nuestro trovador: “Ahí viene Don Nada, un personaje divo salvaje como el rosedal”.

“Amor no me pidas más de lo que pueda dar. Sabes que lo que hay en mí, podés tomarlo y es bueno que lo hagas ahora” , comienza cantando Miguel Ángel en “Festival de Corazones”, el que es el último registro de su vida.

El disco sale a finales del 86, luego de que un petiso ruliento dejará una horda de ingleses tirados en su camino. Bajito y prepotente, con la mirada cargada de intención, Miguel se fue a las 43 años con dos grandes coincidencias: nació en marzo y en Munro, se despidió en marzo y también en Munro.


El disco tuvo como corte de difusión “Cosas Mías” y la banda lo presentó en cuatro recitales impecables en el Teatro Ópera. Un trabajo que no contó con el presupuesto que sí supieron tener los Abuelos en su periodo anterior, pero que pese a eso redondeó un laburo increíble de punta a punta.

Don Nada ya era una leyenda, no solo por su calidad como poeta y frontman. Existe un mito en torno a “Mariposas de Madera” y cómo se “gana” el cariño de su amada en contrapartida con “Muchacha Ojos de Papel”, donde Spinetta espera a que esta se duerma para “robarle un color”.

Otra de esas leyendas: Miguel estaba cansado de que Charly se llevara a los músicos de la banda de gira. En los 80, García había grabado “Yendo de la Cama al Living” y “Clics Modernos”, donde los instrumentistas de los Abuelos en su totalidad hacían de banda soporte de él, cuestión que no le gustaba en absoluto a Miguel.

“Cosas Mías” nace en un contexto difícil en la vida de Miguel, pero se lleva lo mejor del juglar que con gran altura sortea todas las vicisitudes existentes para entrar en los anales del rock argentino. El resto, es historia.


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