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Foto del escritorFidel Fourcade

El Doctor en Flores: crónica tardía de un show anacrónico

Mostró credenciales y rindió tributo en el museo. Otro debut y gol del joven doctor.


¡Qué venturoso futuro nos aguarda! Es viernes, en vísperas de un feriado XXL, y estamos camino al Teatro Flores a ver una garantía. Los 7 grados que hacen a las 20 hs. cuando nos dan puerta para entrar no nos importan nada. Gente cruzando Rivadavia de un lado, gente que aparece por Pergamino entre las sombras (y las latas de cerveza) del otro.

Todo está listo para otro show histórico, la muchachada doctoriana lo sabe.

Los aperitivos, dentro y fuera, prestos a calentar el cuerpo y la jornada que comienza muy cerca de las 21 hs., con una puntualidad que asombra. El otoño se despide en un gesto fútil mientras en las pantallas dentro del histórico recinto vaticinan los siguientes shows. ¡Pero a mí no me importa! Yo quiero ver al joven doctor.

Si algunos otros artistas (tremendos logis) se enojan ante los fans que quieren acercarse a una valla para verlos más cerca e incluso tocarlos, el doctor arranca el show con la sensación de que no cabe nada más arriba del escenario. También se pasa a esos faroleros por los huevos.

¡No puedo parar de pensarlo! ¡Necesito sacarlo de mi cabeza! YSY A WAS FOUND DEAD.

Fuerte, como inhalar acetona en un baño químico, el show abre con “30 mil pe$os” y confirma la siguiente teoría: el doctor es más fuerte que el peso argentino. Sin vueltas, a puro pogo y agite. Incluso el ritual sónico comienza con algunas fallas en el sonido pero no importa, estamos en presencia de nuestro rockstar, alabado seas joven doctor.

El peso se metió con El Doctor, ¿adivinen quién terminó devaluado?


Un verdadero hit and run de temazos del joven chamán occidental nos dejaron perplejos. No deja canción sin hacer sonar su crew, los mc´s y los invitados especiales a tope. Estamos en esta nave del trash que si no dobla se la pone, lisa y llanamente. Estoy estupefacto, no puedo creer lo que estoy viendo, el Flores a tope de sus posibilidades, como tú, como yo, como el doctor que está ahí.

Falopa y pasta base. En el infierno no los vi. Ni Makri ni Kishner. Paliza. Maldito. Una tras otra, una hora y cincuenta minutos de show. 110 minutos de espectáculo. 6480 segundos de deleite. A mí no me la contaron, yo fui.

Desde la barra algún salame grita “Aprendé Spinetta”. Le aseguro algo: El Doctor podría haber compuesto tranquilamente Cantata de Puentes Amarillos pero Spinetta escribir la prosa de Falopa y Pasta Base..

Please bitch, ¿Acaso podría Shakespeare ser más elocuente?

La reseña es tardía porque tardé mucho en procesar el tremendo show que vi, y el show es anacrónico porque en los 90', 2000 o en 2030 fue un espectáculo del carajo.



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