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Generación 56k: ser millenial y creer en el amor

La nueva serie italiana de Netflix se llama Generación 56k, referencia al primer módem de internet. Acá podríamos titularla “Generación CTI Móvil”.


Para todes los que nacimos en los 90 y en Argentina, esta serie nos calza como anillo al dedo. Porque, salvando un océano de distancia, Italia y su cultura no es tan diferente a la de acá. Ambientada en Nápoles y una isla muy cercana a esta ciudad costera del sur, Generación 56k cuenta la historia de cinco preadolescentes (en los 90) que se convierten en adultos (en el 2021) y sortean las vicisitudes del amor, el trabajo, la familia, les amigues y otras hierbas.


Por un lado tenemos a los tres mosqueteros: Daniel (el protagonista), alma sensible y romántica, muy importante para contar una historia italiana en la que siempre hay un hombre sensible que sufre por amore. Y sus dos amigotes: Luca, el hermoso de lentes, y Sandro, el pareja estable y que podría ser argentino tranquilamente. Luego el dúo dinámico de amigas: Matilda (la protagonista) que está por casarse y con dudas de toda su existencia e Inés, la amiga inseparable y cruda.


De ocho capítulos de no más de treinta minutos cada uno, la serie se estructura en estas dos líneas temporales. Por un lado la línea temporal de los 90, a través de flashbacks muy bien logrados en donde se ven a los personajes en edades entre los 11 y 12 años. Con la efervescencia de las hormonas y, en este caso, acceso a internet en la casa de Daniel. Y, por el otro, la actualidad del 2021 en donde las apps de citas y las redes sociales están a la orden del día y las hormonas más calmas, pero la ansiedad y las expectativas mucho más altas (aclaración: no pasó la pandemia en esta historia).


Es así que por casualidad Daniel y Matilda se encuentran, se gustan y se dan todas las peripecias románticas que una serie puede tener, como el que uno está enamorado y el otro está entre dos amores. A través de ellos la serie explora la química entre dos personas y la eterna discusión sobre si nos enamoramos a primera vista o si realmente el amor es algo que se construye. Además juega un poco con la inmediatez de los vínculos: lo rápido que una persona aparece en nuestra vida y lo rápido que puede irse.


Mati (Matilda) estaba súper enamorada de Daniel cuando eran pequeños, pero él estaba enamorado de Inés, su amiga. Años y décadas después al encontrarse de adultos las cosas son al revés. Matilda está en pareja y Daniel deberá luchar por su amor, en una era en donde decir lo que sentimos y más si es amor no está bien visto ni para uno mismo ni para el que está enfrente.



La serie atrapa y si tenés treinta años aprox., más aún. El gancho con internet por teléfono, el ruido que hacía el módem, la llamada que nos podía cortar el momento tan preciado, los disquetes, el wolman, el gasto en la boleta de teléfono si estamos mucho tiempo usándolo y el reto interminable de nuestros padres. Punto a favor: el paisaje es hermoso, el sur de Italia es de las cosas más hermosas que hay. Además, la cercanía con los personajes, los gritos, los ademanes, el barrio, el almacenero, la familia y los amigos.


Todo eso hace que Generación 56 k se lleve una maratón y un awwww cuando termina. Por eso le damos 8 milanesitas.


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