El miembro fundador de Against, una de las bandas más importantes del heavy en la última década, habló sobre el rol del heavy en Argentina, las bandas nuevas y la gestión de un grupo independiente.
El heavy metal está atravesado por un contexto particular. En nuestro país ha estado históricamente ligado al campo popular. Se trata de un género escuchado en las esquinas, en las fábricas, por las y los laburantes. Fenómeno que lo diferencia, en esencia, de la idiosincrasia general del metalero global. En las últimas dos décadas ese vínculo social se ha debilitado. Durante el siglo XXI han crecido exponencialmente otras ramas vinculadas al power metal o al new metal, que orientan sus líricas y su público en otra dirección. Quedan bastiones: Almafuerte, Horcas, La H no Murió como una expresión a una de las icónicas de los 90´. Pero también hay bandas nuevas que levantaron esa posta y la volvieron a poner en discusión. Una de esas bandas, quizás la más representativa en estos días, es Against.
“La música debe expresar el sentir de un pueblo”, explicó Iván Monastirsky en Radio Gráfica. Uno de los fundadores de Against analizó este vínculo entre el metal pesado nacional y el sentir popular. “El metal en Argentina tiene un rol sociológico muy importante, no es casualidad cuando aparece con más fuerza. En los 90´ el desastre neoliberal que sufrió Argentina hizo que las bandas de metal encarnaran ese sentir que tenía el pueblo”.
Monastirsky agregó que esas bandas tomaron el termómetro social que los interpelaba. La pérdida del laburo, los resabios de la represión que llegaban de los 70´ y la destrucción del futuro del país. Ser la expresión de ese sentir hizo que tales músicos se vuelvan populares. “Hay un tema de Horacio Guaraní, “Si se calla el cantor”, que lo suele tocar Hermética o Malón. Habla de que si el cantor no vela por el pueblo, ¿quién lo va a hacer? La tradición nacional folclórica es que la música debe expresar el sentir de un pueblo. Eso sigue sucediendo”, argumentó en línea con esa esencia local.
Además, el guitarrista aportó un enfoque sobre el presente del género. “En los últimos tiempos se fue lavando un poco el contenido. Se metió en algo muy introspectivo, algo más orientado al individuo, no tanto a la sociedad. Con toques más oscuros y poéticos que el new metal”. Y como antagónicos a esa esencia, explicó que Against avanzó en recuperar la tradición social y cultural del metal de los 90´. “Estamos cayendo nuevamente en un intento de vaciamiento social, y en Against queremos cantar eso. La soberanía nacional, la integración Latinoamericana. Empezamos a discutir la cultura liviana, del envase y la etiqueta. Todo lo que impulsan las redes sociales”.
Enlazando estos conceptos con su último trabajo, Nueva Cultura Pesada (2019), Monastirsky sumó: “A esa cultura liviana nosotros le respondemos con la cultura pesada”. “El metal suele ser de lenta digestión. No tiene tres acordes o letras fáciles de memorizar. Estamos hablando de cultura con contenido, tiene peso”, agregó. Por otro lado, planteó una crítica propositiva, con rumbo de cambio social real. “Llevamos la práctica y la palabra. Siempre desde una ética de la esperanza, a la mierda hay que hacerla mierda. Si algo te molesta de la realidad, andá y cambialo, no te quedes llorando en tu casa. Si lo haces hay riesgo, te podes mandar cagadas, pero tenés la convicción de cambiar la realidad”.
Finalmente expresó cómo se organizan hoy siendo parte de un género resistido. “Somos músicos de metal. El mercado no nos quiere, los productores nos querían sacar plata. Entonces nos empezamos a organizar. Después vemos si nos caemos bien. Lo importante era delimitar un enemigo común”.
El presente de Against
Como a tantas otras bandas, Against sufrió el impasse que la pandemia generó en la industria musical. “Nos tomó un poco por sorpresa. Teníamos un 2020 que iba a ser increíble”, planteó el violero. Aclaró que la idea de crecimiento no se detuvo por este contexto, lamentó algunas fechas perdidas para tocar fuera del país. Efectivamente el comienzo del 2020 para Against había sido demoledor, fechas en la costa, o Flores junto a gigantes como Malón y A.N.I.M.A.L.
El foco durante la parte más cruda del aislamiento social los encontró trabajando en su primer DVD. “Conseguimos todo el material de Groove (festejo por los diez años de la banda en 2019). Mucha gente del público envió sus imágenes. Armamos como un collage colectivo”. Además, resaltó la visceralidad del sonido y la chance de ver a la banda de forma natural. “El audio es muy orgánico, si uno escucha, están los pifies. No es algo ultra editado. Se escuchan voces, todo tomado por micrófono, sin manosear. Escuchas a la banda cruda”.
La estructura de una banda independiente en la pandemia
En los más de diez años de vida que lleva el grupo en actividad, han logrado constituir un equipo de trabajo amplio. De forma autogestiva generaron un circuito laboral del que dependen compañeros que no solamente se suben a un escenario, sino que hacen andar toda la maquinaria Against. En un año sin shows, eso podría haber sido catastrófico. “Es inviable desde el punto de vista comercial. Por mucho menos otro comercio cierra”, sentenció Iván. “Lo primero es concebirnos como trabajadores de la cultura. No somos estrellas de rock. Y todos los que nos rodean también lo son. Como tales, lo inicial es tener un poco de solidaridad con el otro, que es un compañero”.
Luego, explicó cómo se organizaron para poder sostener toda la estructura de la banda. “Tuvimos la suerte de encarar esto con un trabajo, todos los músicos. Lo que hicimos fue poner todo el dinero de Against en una caja de respaldo para quien lo necesite del equipo de laburo. Así organizamos las finanzas internas de la banda. Además, comenzamos a generar laburos por otros medios, como el trabajo con el DVD, avanzar con el disco, pensando los streaming, diseños para remeras nuevas. Fue sentarse a hacer números, organizar y ver cómo hacer para sostener a todos”.
La experiencia de los shows en el nuevo contexto
Streaming, protocolo, desde casa o desde espacios vacíos por internet, las variables para poder tocar en estos tiempos son muchas. Against incursionó en casi todas. Monastirsky fue tajante con la sensación: “La verdad, tocar heavy metal sin gente es una cagada. Es un género que necesita del público, hay una comunión entre la gente y el músico”. Analizó el primer show que hicieron en modalidad streaming, en Zadar, de Wilde. Lo recordó como algo complejo, poniendo mucha energía y orientándose al equipo de trabajo presente para palear esa ausencia de gente.
En estos últimos meses la presencialidad volvió con todo el peso de un año con alta inflación y lugares que tienen que afrontar gastos con un 30% de su capacidad. Esto se trasladó a los costos, que hoy en día están al doble de lo que costaban en tiempos previos a la pandemia. Para Against fue una pregunta a responder. “Lo queríamos hacer de alguna forma que sea gratis. Nos daba cosa cobrarle a la gente que estaba en medio de una pandemia, de una crisis”.
Explicó que pensar la ingeniería para generar un tándem entre costos e inclusión fue complicado. “Pensamos que la respuesta fue hacer un montón de shows, y cuando pudimos, metimos algo sorpresa gratis. Así podía venir quien no tuviera un mango, que reciba algo de música en un año de mierda. El deber de los músicos era garantizar algo de entretenimiento”.
El panorama para las bandas nuevas
Against ha cosechado lo que podemos denominar éxito. En diez años se consolidó en una escena compleja. Logró un piso de convocatoria y tocar junto a los grupos más grandes del género. Eso le da un lugar importante a la hora de analizar como ingresa una banda nueva en este mercado musical moderno. Monastirsky planteó su enfoque sobre el tema. “Es una cuestión de mercado. Vos tocas heavy metal. Queres que te escuchen. Pero la semana que viene toca Deep Purple, y después Sabbath, Scorpions, Whitesnake. Vas a los ochenta, Judas Priest, Ozzy, Maiden, los tenés vigentes. En el trash, Metallica, Slayer, Testament, Megadeth, Anthrax. Querés hacer death, en la semana tenés montón de bandas del género. Todas las bandas, todo el tiempo. En el plano nacional tenés a los ex Riff, a Rata Blanca, a Temple, Iorio, Malón, la H No Murió. Imaginate una persona que le gusta el metal, no le alcanza el bolsillo, el tiempo o la capacidad auditiva para ver todo eso”.
Ante esta situación, el músico agregó que es difícil pedirle al público que vaya a ver algo nuevo. Muchas veces acompañado de un mal sonido, tocando tarde, lejos o en lugares que no están en las mejores condiciones. Y sumó que la dificultad es que estas nuevas bandas “compiten” con eminencias que siguen activas. Aun así, como es su estilo, fue más propositivo. “Obvio que todos cargamos responsabilidad. Pero tenemos que ver cómo hacemos un buen nexo entre música y público”. Y completó marcando donde cree que está el engranaje que podría resolver esta cuestión. “Managers, prensas, hay que cranear como en este mercado saturado generamos algo para crecer. Hay que sentarse a pensar, tocar mucho, vas corrigiendo a través de la práctica”.
“Nuestro método es hacer todo e ir descartando que cosas no funcionen, ver a otras bandas como compañeros y no como competidores, esto no es un Boca River. Acá se puede sumar”.
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