Con uno de los discos más osados del 2020, Mel Muñiz encara su proyecto solista con un revival de géneros que nos remontan a las primeras décadas del siglo XX.
Hoy les traigo pop. Pero no el que conocen. Vamos a viajar unos 90 o 100 años en el tiempo para escuchar a una artista que hace la música que copaba los bares y las fondas del sur gringo, el caribe y los bailes populares a comienzos del siglo XX. La artista en cuestión es Mel Muñiz, una de las revelaciones más fuertes del año pasado, si bien tiene una carrera excelente desarrollada durante la última década. ¿A qué debemos este descubrimiento? A su primer disco solista: Aguerrida. Un álbum de 10 canciones totalmente "desgeneradas", atravesado por el folklore caribeño de los años 30´. Con este disco Muñiz fue posicionada como artista “Radar al Sur” por Spotify en 2020.
A pesar del mar de data que hay sobre ella, la idea hoy es escucharla, repasar algunas de sus canciones solistas y conocer de dónde viene una de las voces femeninas que va copando un sonido que acá habíamos perdido un poco de vista.
Arrancamos con este vals melancólico. El primer sencillo que mostró para dónde encaraba Muñiz. Primero les contamos de dónde viene. Tiene una carrera más que interesante. Egresada en la EMBA (Escuela de Música de Buenos Aires), estudió en el conservatorio Astor Piazzolla y se ha perfeccionado en improvisación vocal/Scat Singing (una rama de la impro vocal en jazz).
Toca desde los 22, hoy tiene 35. En el medio fue parte del reconocido grupo Las Taradas. Cuenta con varios proyectos paralelos: el trío femenino de swing con arreglos vocales que también van a un estilo 1930, Bourbon Sweethearts, La Familia de Ukeleles, un sexteto que hace un rescate rockero del swing, la música hawaiana, entre otros géneros, y el dúo/quinteto junto a Rodrigo Núñez. Una particularidad es que en todos estos grupos canta en inglés. Esta fue su primera experiencia grande con nuestro idioma nativo.
Ahora escuchamos el segundo sencillo del disco, Harta. Un son con aires de mambo. Una cuestión interesante en este laburo es que el bolero tiene obviamente una esencia de desamor, pero un desamor dependiente, descarnado y atravesado por el machismo imperante de la época. Muñiz le aporta a esta música fusionada, unas líricas que integran al desamor el factor de la no dependencia. Este tema es una de las letras que quizás mejor lo reflejan. Sí, estoy desamorada, pero también harta de este mambo.
En términos de género acá van a aparecer muchas mezclas. Boleros, ranchera, vals, son, jazz, swing, guaracha, rumba, vallenato. Todo convive incluso dentro de cada canción. Muñiz encaró este disco con total libertad artística para dejarse llevar, acompañada por la cabeza de un tipo que sabe, Juan Pablo de Mendonça, integrante de la Orquesta Sonora Marta La Reina y Alegrías de a Peso. Un tipo que vivió en Cuba, en México, con mucha data del folklore latino. La química con Muñiz decantó en esos diez temas alucinantes que integran el disco, sumado a una versión de "Stardust" de Hoagy Carmichael, de 1927. La canción no entró en el disco, pero salió el pasado solsticio de verano (21 de diciembre) como sencillo bajo el nombre Constelación, en una versión hermosa que comienza con tintes de bolero y muta promediando el tema a un chachachá muy bien logrado.
Datos importantes pensando en la aclaración de que este tema haya salido en el solsticio de verano. Muñiz es una apasionada de la astrología, autodidacta, pero con planes de hacer la carrera a partir de este 2021, estudiante de tarot (de hecho en las canciones que se vienen, el tarot va a estar presente. Ya hay varios temas con esta temática en gateras esperando su momento), y creyente de forma ferviente que, por ejemplo, tuvo una vida pasada que habitó esas primeras décadas del siglo XX que la desvelan en términos musicales. Ella lo argumenta en base a que no hay forma de que haya nacido el amor por estos géneros. En su casa los viejos escuchaban de Deep Purple a los Beatles, los abuelos tampoco. Entonces se lo atribuye a que habitó ese espacio en vidas pasadas.
El disco fue gestado en 2019, mezclado en febrero del 2020. Cuando comenzó la pandemia la artista decidió lanzar una serie de sencillos y guardar el álbum para más adelante. Así salieron “Ni Una Gota de Amor”, “Harta” y el que completa la trilogía: “Apasionadamente”. Un recorrido piola sobre esta forma de abortar la lírica de boleros con perspectiva moderna y con una mujer que canta desde una posición diferente a la que se oía a principios de siglo.
Aguerrida, el acabado final, salió en septiembre. Con diez canciones "desgeneradas", atravesadas por todo el folclore latino que se les pueda ocurrir. Haciendo convivir a artistas que van desde Ella Fitzgerald a Chavela Vargas, Mel Muñiz se sincera como una artista que busca abrir su corazón a la gente, desde una autenticidad que cree necesaria para ser creíble. Así nos regaló uno de los discos más interesantes del 2020, tanto desde lo lírico como desde la enorme apuesta sonora.
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