A 25 años del disco que reivindicó a Diego Armando Maradona mediante una canción y marcó para siempre la impronta piojosa.
Un 31 de agosto de 1996 salía a la luz 3er Arco. Efectivamente, tal como lo anuncia su nombre, se condecoraba el tercer álbum de estudio de la banda de El Palomar. Este nuevo material contenía trece canciones, las cuales fueron íntegramente grabadas en los estudios Del Cielito Records en junio y julio del mismo año, y distribuidas luego por DBN (Distribuidora Belgrano Norte).
Sus antecesores, "Chac Tu Chac" (1992) y "Ay Ay Ay" (1994), venían gestando una impronta propia, que luego bien supo marcar "3er Arco". Pero lo que nadie esperaba era que dicha impronta que imponía la música de Los Piojos lograría también el éxito con muchas de las canciones que integraban el álbum. 3er Arco a poco menos de un mes de su lanzamiento lograba ser disco de Oro y doble disco Platino para luego, dos años después, conseguir ser triple Platino y una de las bandas más escuchadas del rock nacional.
Los Piojos tenían varias características que hacían a su sello personal -no solo el espectro musical, claro-, como la elección de colores para cada uno de sus álbumes, o la presencia de diversos "piojos" que mutaban disco a disco e incluso la costumbre de lanzar los mismos cada dos años. Con sus particularidades, Los Piojos lanzan el "disco amarillo" en 1996 y lo presentan luego en el mítico Estadio Obras Sanitarias el 28 de septiembre del mismo año, recinto debut para la banda. Allí comenzó la consagración de la banda del oeste, la de unos pibes que curtían las calles de Villa Bosch, Caseros y El Palomar a mediados de 1990: Andrés Ciro Martínez (voz, armónica, guitarra y coros), Daniel “Piti” Fernández (guitarra y coros), Miguel Ángel “Micky” Rodríguez (bajo y coros), Daniel Buira (batería, percusión y coros), y Gustavo Hernán “Tavo” Kupinski (guitarra, bandoneón y coros, quien falleció en 2010 en un accidente automovilístico).
El rock, el fútbol y el 10
Los Piojos hacían rock, un género que en los '90 era sucio, molesto y uniforme. Tenían esa mística futbolera, la canción, el agite y la cultura popular. El grupo de El Palomar no solo nunca perdió ese fervor, sino que lo motivó y sostuvo hasta sus últimos momentos, y fue muy notorio durante el lanzamiento de 3er Arco cuando reivindicaron a Diego Armando Maradona, a través de "Maradó", a ni más ni menos que diez años de "La Mano de Dios" que nos dio el mundial del '86. El gol del siglo fue un hecho simbólico e indiscutido para todo aquel que antepone ganar a jugar bonito, y también generó la incomodidad suficiente como para quedar en la historia. Un gol rebelde, y qué casualidad, porque Maradona era la rebeldía en su máxima expresión. El rock en aquella época también representaba esa idea y esa canción reunía todos los ingredientes. "…a los poderosos reta y ataca a los más villanos sin más armas en la mano que un diez en la camiseta”, menciona "Intro Maradó", el track previo que reúne percusiones y la voz de Andrés Ciro.
Otro ídolo popular al cual reivindicaron fue al Che Guevara en "Esquina Libertad", que nos atrapa por la propia contradicción de pensarlo como alguien afín al rock, aunque para el comunismo revolucionario que predicaba el Che, el rocanrol era un claro elemento del imperialismo. ¿Qué atrajo a una banda como Los Piojos -y muchas otras- a reivindicar aquel ícono? Y es que siempre se supo que el rock supo reconvertir en música cualquier acto de fidelidad, sea ideológica u otro tipo, y aún más en los '90. Además, la utilización de la ironía -"Guevara en mi remera de Dior..."- siempre permitió volver a poner en la mesa algunas disputas. Lo popular reflejado en los estandartes de la propia cultura y su idiosincrasia.
La banda que logró una fusión de lo más interesante entre el rock, el tango, el candombe rioplatense y la murga, consiguió con este 3er Arco embocar la pelota en lo más alto gracias a canciones como "Todo Pasa", "El Farolito" y "Verano del 92", que rápidamente consiguieron el éxito. Las melodías de este disco se repetían en las radios, mientras que Los Piojos realizaban una gira con más de 30 "rituales", pasando por el microestadio de Ferro, realizando dos Estadio Obras más y dos fechas en el microestadio de Racing Club de Avellaneda. Gira que finalizó en noviembre de 1997, cuando el disco recién estaba cumpliendo un año y un tres meses.
3er Arco encontró el hit, el homenaje y también el lugar para el tango junto a "Gris", canción para el desamor: "El amor se transforma en herida que no cierra, y que no deja ver. Ceder en la apuesta es tan duro...". Y es que resulta imposible pensar al rock sin la base trascendental que le otorgó el tango, y aun peor, en el desamor sin una melodía de tal calibre para acompañarla. Que también contiene "Al Atardecer", otra canción que con delicadeza mezcla matices tangueros en una balada. Los Piojos lograron con 3er Arco un nuevo ritmo, un nuevo rock. La juventud, golpeada en aquel entonces, supo verse atraída por lo que esta banda que ya llenaba estadios para aquel entonces, estaba asomando musicalmente.
A más de 12 años del último ritual quedó más que claro el lugar que ocuparon Los Piojos en la música de nuestro país, 3er Arco fue el gol de media cancha que faltaba para consagrarse campeón.
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