La banda brasileña lanza Lamecoaster, un álbum lleno de matices musicales dentro del género.
Apuntar a un estilo, definirlo y ejecutarlo, precisamente son algunas de las tantas cuestiones que se plantean en una banda al momento de pensarse como tal. En el caso de un estilo tan característico como el punk rock, las referencias son variadas pero mantienen una misma impronta: la contestataria.
Esa imagen de rebeldía que supo patentar Sid Vicius en Reino Unido y que pudieron explotar Los Ramones en Estados Unidos, marcó el camino para que naciera un multifacético movimiento under a lo largo del mundo que tuvo sus años de gloria, pero se fue esfumando de la escena.
Pero no todos lo creen así. En Brasil, la escena punk se mantiene vigente con mucha fuerza y es por eso que los chicos de Mars Addict se animan a innovar lanzando su primer disco Lamecoaster. Un álbum muy variado en su composición, pero que intenta mantener ciertas bases rítmicas características del género, denotando una gran influencia de bandas como Green Day, Blink 182 o Sum 41.
Mars Addict nace en 2018 formada por Daniel Capanga y Drix Barsalí en guitarra y voces, Rolf Amaro en bajo y Rodrigo Araujo en batería. Este grupo de amigos decide meterse de lleno en la explosiva escena punk/bubblegumm brasileña llevando adelante un proyecto musical versátil que no se limita a tres acordes sucios y desprolijos.
Es por eso que en Lamecoaster podemos encontrar una propuesta musical que va desde el ritmo dance de los 60, como en la canción "Scared 2" y "Snowboarding with my dealer", hasta una versión más hardcore en "One Heartbeat".
Además, la banda utiliza líricas relacionadas a la nostalgia, al amor y la crítica social, siendo esta última su mayor referencia a lo largo del disco. La elección del inglés como único idioma en sus canciones le permite aspirar a un público más amplio y a la vez, perfeccionarse bajo una estructura musical más reconocida por aquellas bandas de principios de los 2000 que inundaban los canales y las emisoras mundiales.
La diferencia de ritmos y temas a lo largo del disco hace que las canciones se complementen de una manera armónica, dejando de lado cualquier pre concepto sobre las estructuras musicales punk.
Un disco muy bien logrado, que tranquilamente podría ser utilizado como banda sonora de esas típicas películas norteamericanas en donde los jóvenes disfrutan de una fiesta veraniega en la playa.
Lo cierto es que Mars Addict lleva adelante este proyecto musical con la única premisa de resistir mediante el arte y dejar en claro que el punk no murió y está más vivo que nunca.
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