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Octubre de terror - Parte 1

Este mes de octubre es un mes especial de noche de brujas o de Halloween, pero... ¿cómo comenzó todo en el cine? Pasa que te comentamos cómo fue que todo arrancó, cómo evolucionó y qué es lo que sucede actualmente con el género que tanto nos gusta y nos asusta.



¿De dónde proviene la palabra "terror"?


Proviene del latín y se refiere al sentimiento de miedo o fobia en su máxima expresión.

El miedo hace que tu adrenalina se canalice para escapar rápidamente para la supervivencia; en cambio el terror propiamente dicho es aquello en lo cual dejamos de tener el control total de nuestra mente y se deja de pensar racionalmente. Esto ocasiona que se nos provoque una parálisis corporal, mucha sudoración fría y, en el peor de los casos, un infarto.

Básicamente, de forma literal y no tan figurada, tenés chances de morir de miedo por el terror que te ocasionó algo o alguien.


Pero más allá del significado, El Terror está desde el comienzo de la humanidad, quizás antes, y como no soy un gran historiador de la humanidad (quizás de cine sí), hoy vamos a hablar de este género a través de la lente de las cámaras; cómo inició, cómo evolucionó y la gran pregunta del millón: ¿existe el género en nuestro país?



¿Dónde nace el género?


Para ubicarnos históricamente tenemos que pegar un salto a la Francia del siglo XIX y debemos buscar a unos tales hermanos Lumière.

Estos dos franceses se encontraban proyectando una imagen en movimiento sobre una tela colgada a los extremos de la pared, en una sala mediana, con varios asientos -con espacio entre los asientos para poder sentarse cómodamente sin apretarse las rodillas- y detrás un gran artefacto que parece una caja de hierro, con dos extrañas ruedas colgadas muy juntas entre sí. Una de esas ruedas tiene enrollada una fina cinta con agujeros a sus lados. En el frente de la caja metálica sobresale un pequeño tubo con un cristal ovalado en su punta. A través de ese cristal se emitía una intensa luz.

Los hermanos presentan ese día algo que cambiaría la historia de la humanidad.

Los curiosos espectadores vieron la imagen en movimiento proyectada sobre la pared, a oscuras y en silencio.



Los pocos espectadores ya estaban nerviosos de lo que estaban viendo sus ojos: gente moviéndose en una estación de tren que ellos reconocían fácilmente. No entendían cómo ese aparato funcionaba y qué estaba ocasionándoles. Los más asustadizos espectadores gritaron de pánico y miedo, corriendo fuera de la precaria sala donde ocurría un espectáculo inimaginable, tan difícil de explicar en pocas palabras que la única forma de que otro entendiera era que fuese al lugar donde estaban los hermanos Lumière y ver qué sucedía dentro de esa sala.

La llegada de un tren a la estación de La Ciotat fue lo que los hermanos Lumière proyectaron en esa precaria sala de cine.

Una boludez, decís ahora, pero imagínate en esa época, cuando la humanidad apenas está acostumbrándose a los primeros pasos de la fotografía y que de repente aparezca una novedad de que esa imagen quieta de repente se mueva...

¡Mindblowing temporal!



Al poco tiempo del show de los hermanos Lumière, a un hombre le llamó la atención esto de la cinematografía. Ese hombre fue un gran ilusionista, también francés, llamado Georges Méliès.

Georges realiza varios cortometrajes, generalmente muchos de fantasía, y del género terror tenemos que nombrar a la primera de todas ellas, la madre de todas las películas de terror: La Mansión del Diablo, presentada en vísperas de navidad de 1896. La novedad de este corto son varias, pero tomemos dos ejemplos claros: la primera es que "crea" la transformación perfecta para uno de los monstruos qué más perdura en el cine: El Vampiro. Miren cómo el personaje del Diablo se transforma en un murciélago rápidamente y escapa. Y la otra novedad para la época es que Méliès supera el minuto de duración, extendiéndolo a 3 minutos, algo impensado para la época y también muy costoso.

Así Francia se posiciona como uno de los primeros países en experimentar con muchos cortometrajes del género, que poco a poco fue ganando popularidad por todo el país y lentamente por alrededor del globo.


Pero algunos historiadores del cine consideran a la primera película -un cortometraje- estadounidense, que a su vez es la primera adaptación de la novela de Mary Shelley a la pantalla grande: Frankenstein (1910).



Mientras Francia experimentaba y Estados Unidos lograba su primera película del genero terror, Alemania con su cine mudo y con la inspiración de la pintura expresionista presenta su movimiento: El Expresionismo Alemán. Este movimiento no solo influye al género del terror hasta la actualidad, sino también a muchos de los realizadores que tanto admiramos hoy en día.

Clásicos como El Golem de Lubitsch o La Cabina del Doctor Caligari de Paul Wagener, El Castillo Encantado, Nosferatu o Fausto de Muranu, El Gabinete del Doctor Caligari o Las Manos de Orlac de Robert Wiene, entre otros.


Y para los comienzo del cine sonoro, estos y otros realizadores alemanes siguieron transformando y evolucionando ese movimiento hasta llegar a su final con películas como M, El Vampiro o El Testamento del Doctor Mabuse, ambas de Fritz Lang. El danés Carl Theorode Dreyer realizó Vampyr en 1932, un clásico de vampiros y brujería.


Los claroscuros, la soledad, la locura, personajes siniestros y atormentados que solamente deambulan entre sombras, entre otras cosas, generaban una atmósfera de intranquilidad, incomodidad, miedo entre los espectadores.

Lograron alterar los sentimientos de la gente como ellos querían cuando imaginaron esas historias y si la experiencia era grata, salías a recomendarla o se leían las primeras críticas a través de los diarios.


También vale aclarar que eso fue logrado gracias a un enorme equipo de personas que detrás de las cámaras mostraron un gran trabajo con los maquillajes, los vestuarios, la contratación de actores y extras, de construir escenarios y decorarlos, de colocar cantidades de luces de diferentes tamaños para iluminar el ambiente, etc. Jamás hubiéramos visto y experimentado esos miedos en una sala de cine o en nuestro hogar gracias a las páginas de streaming.


Entre el paso del cine mudo al sonoro también hay que destacar los largometrajes de Suecia como La Carreta Fantasma, de Víctor Sjöström, del año 1921. Si Méliès con La Mansión del Diablo había creado la transformación típica de un vampiro, esta película puso las bases principales del género en todo su aspecto y que muchos toman de referencia a la hora de pensar en un film de este género.

Y por último, pero no menos importante, la película danesa La Bruja (Haxan), de Benjamín Christensen, que corresponde al año 1922, una película censurada en muchos países por sus escenas de torturas, perversión sexual y blasfemias por su humor negro hacía las entidades católicas por el simple hecho de mostrar al Diablo tentando a una monja a tener un buen sexo en la iglesia. ¡Ah, y tiene un giro de tuerca que la hace aún más brillante!

Todo un clásico de culto del cine mudo que no tuvo en su momento la llegada que hoy tiene gracias a la piratería, por un lado, y por el otro gracias a las ediciones lanzadas por parte de Criterion Collection.


Continuará...



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