El ex cantante de Los Violadores y Pilsen falleció a sus 62 años.
La Argentina continúa sufriendo la pérdida de muchísimos artistas, parece que la muerte no da tregua. Esta vez le tocó a un verdadero rebelde, a uno de los que escribió las letras de una historia que nadie quería contar y criticó lo que nadie se animaba. También el que consiguió, junto a una banda como Los Violadores, traer lo mejor de un género en pleno auge y darle una impronta argenta. El punk como género musical sigue siendo como el marginado de la clase, el distinto y el que siempre consideran que nunca llegará lejos. Quizá lo que tiene el punk es esa magia que no supo reconvertir el rock, esa crítica constante, ese cambio de paradigma, pensar un poquito más allá y no despegarse nunca de las propias convicciones. El punk no vende y eso siempre se supo.
El que se calzó la bandera del punk, la levantó y la hizo flamear de manera totalmente independiente fue Pil Chalar, también conocido como Pil Trafa de Los Violadores, y es a quien hoy nos toca despedir de manera repentina. Nació en Villa Urquiza como Enrique Héctor Chalar, y fue apodado definitivamente como Pil Trafa porque solía tener puesta una remera de P.I.L. (banda de Johnny Rotten después de los Sex Pistols) y porque de vez en cuando se aparecía borracho y ensangrentado. Por la noche del viernes los rumores de su fallecimiento invadían las redes sociales, hasta que un posteo en Instagram de la que era su actual banda, Pilsen, confirmaba la noticia: "Pil nos dejó físicamente esta tarde de manera repentina en su casa de Lima, Perú, a raíz de un paro cardiorrespiratorio. Nos deja un guerrero, un pionero del punk y underground latinoamericano, letrista iluminado, portavoz de toda una generación, peleador e incansable capitán de mil batallas".
Pil inició el camino del punk en la Argentina en 1981 junto a sus compañeros de banda: Pedro Braun, conocido como Hari-B, el baterista Sergio Gramática y el guitarrista Gustavo Fossá, conocido como Stuka, la primera formación de Los Violadores. Con los años lograron ser reconocidos como unos de los pioneros del género en el país, y también en Hispanoamérica. Sus letras lejos estaban del conformismo, al contrario, eran el reflejo de una sociedad en oposición a lo que se vivía en aquel entonces: la dictadura. Sus tópicos eran diversos, pero podemos recordar canciones que quedarán para la historia como "Represión", "1, 2, 3, Ultraviolento", entre muchísimas otras.
Chalar era un pibe con pinta de malo, actitud rockera, campera de cuero y ganas de discutir absolutamente todo, que hasta se enfrentaba a los militares. Algunos lo tildarán de subversivo y un poco existencialista, aunque seguramente era lo que buscaba: resistir a pesar de todo. Se divertía, hacía música, tenía sus momentos infantiles, pero, principalmente, se hacía cargo de lo que decía y de lo que se tenía que decir, en un momento donde las cosas estaban pesadas para la música en la Argentina. Era un distinto, no apelaba a la metáfora ni al pacifismo. Se estaban muriendo los pibes y no había por qué callar. También era un tipo lúcido, culto, que disfrutaba del saber, que se interesaba por conocer su propia historia. Un lector empedernido. Y en aquella época de dictadura, de limitaciones y censuras, era necesario.
El punk llegó como la contracara de lo que el rock no pudo anteponer, de lo que el capitalismo se llevó de la música y de lo que parecía dejar de ser importante y necesario para la juventud: la rebeldía. El punk fue una escuela de supervivencia, llena de pibes que la remaban desde una vereda donde nadie estaba dispuesto a caminar.
Hace pocos meses, en una nota realizada para Radio Atomika, me tomaba el atrevimiento de preguntarle sobre el punk en la actualidad: ¿qué es lo que pasa con el género en la Argentina? Para Pil "el punk es una cultura de resistencia, van apareciendo bandas, quizá ya no tan jóvenes, pero apuestan, es lo que también le pasa al rock", sobre todo porque el rock está muy malherido dado que "se van muriendo los grandes referentes y ya pesan los años".
También tenía la idea de que la pandemia había traído muchos cuestionamientos para la industria musical y algo de lo que tendría que cambiar es el horario de los eventos. "Tenemos la cultura de tocar muy tarde, de vender alcohol y poner muchas bandas. La gente quedó con la cabeza mal de esas horas de espera, y eso malacostumbró a otros lugares también. Espero que la pandemia traiga algo bueno y es que se toque temprano. Todo el mundo está en mejores condiciones a las 10 de la noche que a las 4 de la mañana".
Pil se nos fue temprano, con un Premio Gardel en mano (Álbum de Rock: “Pesado / Punk”: “Carne, Tierras y Sangre” de Pilsen), ese que tanto deseaba y dedicaría a su amigo, compañero y productor Tommy Loiseau. El punk rock está de luto, se nos murió Pil, pero lo que no murió ni morirá jamás es el punk.
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