Con nuevos personajes y la familia LaRusso más macrista que nunca, salió una nueva temporada de la serie de karate número uno. War flashbacks camino a la redención.
Con un tino espectacular salió la cuarta de Cobra Kai, porque la verdad que sacar una temporada para el 1 de enero resulta algo fantástico, acerca de la historia donde tres tipos mayores de cuarenta se disputan un grupo de menores de edad. Hasta acá tranqui, nada que no veamos históricamente en santuarios, credos y demás yerbas.
Una fórmula que se repite
La historia de esta temporada se centra en la unión de los dojos de Johnny Lawrence (Colmillo de Águila) y Daniel LaRusso (Miyagi dojo) para hacer frente al dojo que le da nombre a la serie manejada por John Kreese. Motivados por la histórica competencia de All Valley, quien gane se queda todo y quien pierda cierra para siempre. Esta es la trama principal de la temporada que se ve marcada por la vuelta de Terry SIlver, un viejo conocido de la gente de Cobra Kai, que vuelve como capitalista, pero que luego dará un vuelco vital para el futuro de la serie.
Ya unidos ambos dojos, las diferencias entre Johnny y Daniel se hacen cada vez más difíciles de sostener; ambos con doctrinas antagónicas, se ven empujados a separarse. Las relaciones entre los discípulos se ven marcadas por una dinámica medio floricienta con patadas voladores y bullying como ya estamos acostumbrados. Johnny sigue siendo ese tipo tosco pero entrañable que escabia esa birra que viene en formato jarabe expectorante para la tos, Daniel cada día mas meritocracia y John junto a Terry dispuesto a quedarse con todo generan las tres líneas de esta historia que choca en el torneo.
Cada día más cerca de Casi Ángeles
Los pibes LaRusso probablemente sean los más odiados durante toda la saga, porque son literalmente todo lo que se odia sobre el estereotipo construido alrededor de la idea de “Mili Pili y Tincho”. Roby, Tory y Hawk no corren ni por asomo con la suerte de los antes mencionados. Hay un aire de redención en estos personajes hacia el final de la temporada, y acá rescato quizás el punto más valioso de la serie en sí: nadie es completamente bueno ni completamente malo. Hasta el mismísimo Kreese en un momento flaquea cuando surte a uno de sus pibes en la competencia. Con esta premisa todos los personajes tienen su chance de redimirse y mostrar su peor versión.
¡Bum! En tu cara perra
Cuando pensamos por un momento que el único adulto sin ningún mambo raro es Terry Silver, quien se muestra más moderado y centrado, la serie da un vuelta. Manchado por un soborno para ganar la competencia y una cama al mejor estilo Boke, Terry limpia a Kreese y se hace de Cobra Kai, como sospechamos que siempre quiso. En el torneo, Miguel, nuestro mexichango favorito, se parte a la mitad tirando una patada digna de Krupoviesa y termina en el hospital. El “y sí” más grande de la serie: hace unos meses se había recuperado de un coma irreversible, ¿qué esperaban manga de viejos lesbianos?
El torneo lo gana Cobra Kai, algunos de sus alumnos se ven envueltos en el dilema moral de seguir con esa serie de enfrentamientos juveniles sin sentido que a nosotros tanto nos entretiene y Miguel se recupera (debe tener una prepaga excelente, sino no se entiende) y arranca a preguntarse quién es su padre para terminar escapando a encontrarlo en México.
Esta temporada reparte la narración aún más con la llegada de algunos nuevos personajes, aumenta el bullying y los “qué me mirás”, lo que le resta importancia y desarrollo al único personaje que realmente vale la pena: Johnny Lawrence, quien no está ni cerca de redimirse. El que sí lo logra es Hawk, uno de los personajes con mejor desarrollo esta temporada.
Leyendo a algunos colegas y distintos portales ronda esa idea de que la serie toca su techo en esta temporada, lo cual es subjetivo. A nuestro entender eso sucede en la segunda temporada, pero sí podemos resaltar de esta entrega la dualidad de sus personajes, están más claros los motivos que movilizan a estos y lo único que queda clarísimo es que la familia LaRusso es un mal necesario para la serie, pero que resultan insoportables de pe a pa.
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