Le alcanzaron un puñado de años para cambiar el curso de la cultura rock y dejó un legado inmortal que smells like teen spirit.
No hay nada que me moleste más en el periodismo que lo signado a lo autorreferencial; es por eso que hoy les voy a contar mi historia con Nirvana. Solo para poner en contexto y cumplir con esta normativa muchas veces absurda de las 5 W les voy a contar que Nirvana fue una banda de Seattle que fundó un subgénero dentro del rock llamada grunge.
Pero antes de seguir juguemos un poco, ¿qué actitudes o pensamientos nos dejaría un Cobain vivo en estos años? Sería una de las voces más importantes sobre el cambio climático, seguramente amigo de Greta Thunberg. Su cuenta de Twitter (podría tener o no) sería una de las más divertidas, que consistiría en atender boludos en la trasnoche de nuestros TL. Quizás la idea que más miedo me da es pensarlo como un antivacunas o un terraplanista, pero vamos a dejarlo ahí. Es contrafáctico y anacrónico. Kurt se suicidó, como Alfonsina Storni o el fiscal Nisman.
En un periodo muy corto de tiempo formó una banda que sin grandes atributos técnicos bastó para fundar uno de los sonidos más importantes de los 90 dentro del rock. La desesperanza y el dolor desgarrador de sus canciones no fueron sino la crónica de otra muerte anunciada. Ya había visto la luz dos veces antes de matarse. Conmovido desde pequeño por el divorcio de sus padres, intentó quitarse la vida con alcohol y pastillas ante lo que parecía una inminente separación de su pareja Courtney Love.
Hablemos de lo más importante y lo que realmente interesa en esta suerte de nota: mi historia con Nirvana. Pese a que su voz y la estética de sus letras y música no cumplía con los cánones de la época, Kurt pasó de ser un ignoto blondo a una leyenda del rock casi de la noche a la mañana y eso fue una de las cosas que lo hizo firmar su propia condena a muerte. Los cimientos de esa leyenda y esos años gloriosos entre la salida de Bleach y Nevermind, corta pero intensa su discografía, aun sirven a miles de jóvenes para romper las barreras impuestas por la sociedad. Una de mis fantasías favoritas es la de que los jóvenes escuchan Nirvana.
¿Dónde nos habíamos quedado? Ah sí, mi historia con Nirvana. Sus canciones no sólo influenciaron al género, sino también la manera de atravesar la angustia y soledad por el curso actual de las cosas. Treinta años después, continúa vigente. Probablemente la llegada de MTV con su formato Unplugged no hizo otra cosa que darle imagen y cara al bueno de Kurt, que ya era una leyenda para ese momento y vivía sus días entre la depresión y la idea de quitarse la vida de una vez por todas. Kurt fue un alma sensible mitigando su dolor con acordes y canciones. Se quitó la vida a los 27 en 1994.
Pero de nuevo, ustedes no entraron acá a leer datos falopa de Kurt, a ustedes les interesa MI historia con Nirvana y yo se las voy a contar. Es sabido que tuvo una infancia dura, donde vivió en el sótano de su casa o paró en la casa de sus amigos. Siempre le gustó el rock de AC DC o Led Zeppelin y tuvo una poco sana admiración por la gente de Pixies. Dolor, sufrimiento, una vida difícil, qué combustible noble para aquellos que conectaron con algo más grande y pudieron plasmar en canciones su sentir, qu pedazo de artista Cobain.
Hoy cumpliría 55 años y probablemente tendríamos mucha más música de él que 3 discos y un Unplugged. Mi historia con Nirvana es corta (como la mía). Llegué demasiado tarde a su música.
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