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Soda Stereo, entre la crítica y el amor al consumo

El primer disco de Soda llegó en medio de una década convulsionada. Más allá de análisis superficiales, fue un tándem entre la liviandad del pop hedonista y una fuerte crítica a la sociedad de consumo.


Soda Stereo ha sido históricamente vinculada a la “música ligera”. Su puntillosa atención a la estética, la esencia pop de sus discos, las letras hedonistas y lúdicas, son algunas de las razones por las que se hace esta errada percepción de su obra. La banda formada por el trio Cerati-Zeta-Alberti nació con la llegada de la democracia y lanzó su primer disco homónimo en 1984, un 27 de agosto. La coctelera que traía la influencia de The Police, mezclada con el creciente auge de bandas como Virus o Los Abuelos de la Nada en nuestro país, le dieron a Soda una identidad propia. Identidad pensada por uno de los artistas más importantes que ha dado nuestro rock, Gustavo Cerati. Claro, acompañado de algunos compañeros de ideas como Alfredo Lois, Federico Moura o Daniel Melero.


Por aquellos días la gente pedía diversión a gritos. La salida de una de las etapas más oscuras de nuestra historia tenía a las argentinas y los argentinos solicitando un clima efervescente. El tempo social siempre es gestor de arte, los grupos crecientes de esos años son el resultado de esa demanda. Los Abuelos, Virus, Charly migrando a un pop mordaz, Soda no se quedó afuera. “Somos un conjunto dietético…tratamos de mantener los cuerpos sanos y las mentes desaceleradas”, recitaba Cerati en una de las canciones del disco y en cada nota que hacía. Embajadores de la fanfarria, en sintonía con lo que sugería Miguel Abuelo en su regreso de Europa.


Ese contexto moldeó el primer disco de Soda. El primer vistazo da un aire de puro hedonismo pop. Cuenta con clásicos como “Sobredosis de TV”, “Dietético”, “Por qué no Puedo Ser del Jet Set?” o “Te Hacen Falta Vitaminas”, solo por citar algunos. Once canciones que ocultan en sus letras y sonido ska new wave, una crítica cínica a la sociedad de consumo que estaba avanzando a pasos agigantados en el continente. La banda fue catalogada de “plástica”, por su música y apariencia. Cerati respondía con una claridad pasmosa: “Sabemos que hay una contradicción en nosotros, como hay en todo tipo que vive en la ciudad, y es que teóricamente nos oponemos al consumo, pero estamos rodeados de publicidad y consumo. El joven odia el consumo y la televisión, pero al mismo tiempo lo ama”. Esa contradicción se hace presente en las once canciones que forman Soda Stereo.


Quizás la antítesis que ponga a Soda Stereo en el lugar de banda “light” sea su convivencia con Los Redondos. La grieta que partió al público argentino durante años ponía a Los Redondos creciendo desde la autogestión, con una imagen mucho más “under” y barrial, ante un Soda que abrazaba ser parte de la sociedad de consumo, sin renegar de su apariencia plástica pop. El trío liderado indefectiblemente por Cerati, ex estudiante de publicidad junto a Zeta Bosio, hizo uso de lo que la sociedad capitalista pedía. Sin ir más lejos, más allá de haber recorrido los clásicos espacios del rock under, que también pisaron Los Redonditos de Ricota, como La Esquina del Sol, el Stud Free Pub o Café Einstein, la banda decidió presentar su primer disco en la cadena de comida rápida Pumper Nic.


Organizado por su agente de aquel entonces, Carlos Rodríguez Ares, el 1 de octubre de 1984 Soda Stereo hizo uso de toda la parafernalia pop que podía. Hamburguesas, gaseosas, flippers, todas las ideas gestadas en la creación junto a Lois y los Soda. El grupo tenía la claridad de lo que estaba pidiendo un sector de la sociedad. Virus ya había funcionado como ariete para abrir las puertas al pop frívolo, Soda Stereo cosechaba ese avance y lo usaría para convertirse en una de las bandas más convocantes de la época.

Vamos al repaso del disco. “Por Qué no Puedo Ser del Jet Set?” presenta a la banda con un ska furioso y una letra que pone el ojo en la superficialidad para pertenecer a determinados círculos sociales. El foco es lúdico, la propuesta divertida, pero la lírica es clara. El hitazo “Sobredosis de TV”, con una esencia terriblemente abuelera, guitarras frescas, un bajo funkoso y un estribillo pegadizo que se adueñó de las radios y de las discotecas del verano 1985. Si de críticas hablamos, “Te Hacen Falta Vitaminas” y “Dietético” son dos certeros estiletes en lo que pasaba en la juventud con la vuelta a la democracia. Escondidas en bases ska-punk, Soda se reía de los prejuicios del mundo rocker y también apuntaba a la frivolidad de la metrópolis. Completa el Lado A del disco la balada perteneciente a Daniel Melero, “Trátame Suavemente”, sugerida por Federico Moura, pieza clave en el armado total, para sumar una balada romántica entre tanto ácido cínico.


El Lado B abre con “Tele-Ka”, bailable, desenfrenado, que le cede el pasó a “Ni Un Segundo”. La onda new wave más presente que nunca, las letras adelantan la fugacidad de los tiempos que vendrían. El que sigue es el que más desentona en todo el disco, “Un Misil en mi Placard”, el reggae con esencia The Police que Moura sugirió no sumar. “Un exceso de escrúpulos”, según el propio Federico, buscando cuidar la exposición de la banda. Fue un éxito total. En “El Tiempo es Dinero” vuelve el ska en todo su esplendor, se filtra algo de esa energía punk que Soda tenía en vivo. La letra usa el mito de Dorian Gray y vuelve a caer sobre la vida consumista y frívola de los 80'. El tramo final lo componen “Afrodisíacos”, nuevamente con la presencia de The Police muy marcada, líricas sensuales y hedonistas, acompañadas por una gran línea de bajo. El cierre reúne un ska bailable en "Mi Novia Tiene Bíceps", con una letra que hace foco en el culto al cuerpo, al mejor estilo American Psycho, desde la esencia lúdica que el trío usa durante todo el álbum.


Con este disco Soda irrumpió en la escena nacional de forma exitosa y original. Tomando detalles de la new wave británica, fusionándolo con la fanfarria nacional que impulsaban las bandas de época, se hizo a sí misma. Culto y crítica a todas las contradicciones de una ciudad cosmopolita latinoamericana. Los condimentos que dieron vida a Soda no se podían reunir en otro punto del globo. Eso les dio la lucidez para exportar, años después, su música a todo el continente.


Si bien la primera y más superficial mirada puede tildarlos de plásticos, ligeros y acríticos, es un error usual alimentado por una disputa de bandas que se alimentó hasta entrada la primera década del siglo XXI. Soda Stereo no solo es una banda crítica, sino que lo hace con un cinismo e ironía que le permite ubicarse dentro del circo y mirarlo con desdén.

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